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Sábado, 27 Julio 2019 17:50

La Madre De Dios, Corredentora de las almas, en la experiencia de Santa Verónica Giuliani

Escrito por Mercedes Estop
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Hubo un momento en la vida de Santa Verónica en que es directamente entregada a la Santa Virgen, Madre de Dios, y puesta bajo su tutela y cuidado directo. Sigue leyendo para descubrir cómo llegó a ser totalmente de María.

maria detta diario esempio 1 03418 crop u437Antes de que llegara este momento, hubo un largo recorrido de descenso y despojamiento interior. Fue como alcanzar la verdadera infancia espiritual, proceso largo y lleno de sufrimiento, porque consistió en el renunciamiento a la propia voluntad, a las propias inclinaciones y a la búsqueda de cualquier clase de satisfacción, por legítima que ésta fuese… Fue aprendiendo a entregarlo todo. Un día rezaba así a María Santísima:

"Virgen Santísima, ofreceos de mi parte Vos misma, con todos vuestros méritos y con las penas y dolores que padecisteis bajo la Cruz, y en todo el tiempo de la Pasión [...]. Pedid a vuestro Hijo, perdón y piedad para mí. Yo no puedo nada. Bien veis mi insuficiencia, quién soy".

Cuenta después la Santa que la Virgen se colocó delante, a los pies de su Hijo, y en un instante hizo todo: "Mientras Ella suplicaba en mi favor, me vino luz y conocimiento sobre mi nada". En ese abajamiento, ella llega hasta su propia nada, su "nada operante", como la llama. En este proceso las penas se interiorizan, y el amor va destruyendo y quemando lo que estorba al dominio total de Dios... y el contraste entre la Luz que es Dios, el Todo, y el conocimiento de sí misma, capaz sólo del mal, se convierte para ella en verdadera prensa donde el espíritu se siente estrujar. 

Aquí es cuando entra en juego el Magisterio de la Virgen María, Madre del Amor. Verónica es como una tierna niña que necesita una madre que la guíe, cuide y conduzca hasta la meta. Hace la ofrenda de sí misma a Dios en las manos de María. Lo cuenta así:

"La gracia que me hizo la Santísima Virgen fue ésta. Me dio un suave abrazo y me dijo que fuese fiel, porque Ella sería siempre mi madre querida y me tendría bajo su protección... Debía unir mis obras con las suyas, que me sirviera de sus méritos cuando quisiera obtener alguna gracia… Debía hacer en sus manos un desapropio de mi voluntad… Me parece sentirla de continuo a mi lado y que me amaestra en todo".

Ella compone una oración de esclavitud mariana para sus novicias, y la recitan juntas:

"Todas unidas en la caridad, venimos a vuestros pies, María Santísima, y todas con una misma voz, os pedimos y suplicamos las muchas gracias a Vos ya manifiestas, y para obtenerlas ponernos ante Vos a vuestro Hijo, crucificado por nuestra salvación, la cruz, las espinas, los clavos, los azotes, las penas, los tormentos y todo lo que El padeció en su Pasión: sean voz por nosotras ante Vos, para obtener gracias según la intención de cada una; nos remitimos totalmente a la voluntad santísima de Dios.
Oh Virgen Santísima! Presentaos Vos ante vuestro Hijo. Monstra te esse matrem. Vuestro corazón está traspasado por siete espadas. Esos dolores vuestros sean voz por nosotras y pidan las gracias que imploramos; todas son a mayor gloria de Dios y salvación de las almas, y las pedimos con el mérito de la obediencia. El mismo corazón hable por nosotras ante Vos, María Santísima. Esperamos que Vos como Madre de Piedad y de Misericordia, nos obtendréis todo. Todo lo podéis si queréis, ya que en Vos y de Vos brotan las gracias, y nos parece ver, en vuestro corazón, vuestros dolores, que como un sello están diciendo a coro: Fuente de las Gracias. Así es que vuestro corazón es fuente de todas las gracias".

Posteriormente le es concedida una gracia muy especial, reposar en el seno maternal de María:

"Me parecía dormir sabrosamente. Oh sueño precioso, en el cual he participado un no sé qué de conocimiento de Dios y de mí misma… Este amor infinito parecía arrebatar el Corazón de María Santísima, fuente y mar donde está encerrado un incendio de verdadero amor, y parecía que mi alma estuviera nadando en el amor divino, por medio del Corazón de María Santísima. Ella luego le comunicaba una plenitud de Dios, el cual me enriquecía de gracias divinas… hacía penetrar a mi alma ciertas cosas tan sublimes y elevadas que no puedo expresar… Todas las gracias que he tenido en toda mi vida, todas juntas, no son nada en comparación de lo que he recibido en el breve tiempo que he estado reposando sobre el pecho de María Santísima".

Cada mañana, Verónica recibe de María todo lo que necesita. Se siente llevada como una pequeña hija por su tierna madre. Otro día escribe : "María Santísima me ha tomado las manos, como se hace con las niñas pequeñas, me las ha juntado dentro de las suyas y me ha dicho… Quiero comprobar si verdaderamente eres hija, esposa y discípula de la Santísima Trinidad. [...]. Sólo diré que María Santísima ha hecho conmigo como hace el águila con los propios hijos para comprobar si son suyos".

En la última etapa de su vida, se hace sentir cada vez más la necesidad de la presencia de María. La Santísima Virgen lo hace todo en ella: la guía, la ilumina, la une a Dios, le dicta cuanto debe escribir, palabra por palabra, y la prepara para el encuentro eterno con el Esposo divino, a los sesenta y un años de edad.

"Sentía que María Santísima me decía:. Sabe, hija, que obrando así, serás grata a mi Hijo y a mí. He sido yo quién lo he querido así. Te confirmo en el oficio. Yo estoy contigo y haré todo por medio de ti".

"Me parecía que mi alma y este corazón eran una cosa misma con María Santísima, pero no sé decir cómo… Sentía que debía dar el consentimiento, un sí a todo lo que padecía. Y parecía que el rayo que venía del Corazón de María Santísima y se posaba en mi corazón, era el mismo Corazón de María Santísima, voz para mí, y que daba el consentimiento a todas las ordenaciones según el querer divino. Mi corazón y mi alma respondían con un Sí, según el Corazón de María… Estaba en mí el Amor mediante el Corazón de María Santísima".

Verónica comienza y termina sus días a los pies de María Santísima. Se puede decir que así vive, minuto a minuto.

"María Santísima me explicaba el sentido del PADECER presente: Hija, pasarán varios días de aridez y de abandono. Yo estaré contigo, pero tan oculta que de nada te servirán súplicas y recursos. Se te irán de la memoria todas las gracias recibidas y vivirás tan abandonada, que te parecerá una eternidad cada momento de tiempo… Además, Dios dará poder al demonio para atormentarte con tentaciones, con golpes, con apariciones y con todos los tormentos infernales… Ella me dio la bendición y le pedí la gracia de defenderme para nunca ofender a Dios".

Así es como se dejó conducir Verónica, totalmente confiada en la protección de la Madre. De este modo se hicieron en ella reales las palabras del evangelio Jn 3,3-4: "Jesús le respondió: En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?"

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