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Jueves, 04 Enero 2018 12:52

4. Conveniencia dogmática

Escrito por AGG
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Hay una conveniencia actual de profundizar y clarificar el papel esencial de la colaboración de María en la obra redentora y salvífica de Cristo, que debería cubrirse con la proclamación del 5º dogma, en perfecta armonía con los 4 dogmas previos. Se haría así justicia a la realidad intercesora de María, constante en la historia de la Iglesia.

Juan Pablo II y el RosarioTómese como botón de muestra la oración del Avemaría: es, sin duda, la oración más veces elevada al cielo por parte de los fieles. Piénsese sólo en los miles de rosarios rezados en el mundo, con decenas innumerables de Avemarías. La Virgen intercede por nosotros ante el Padre constantemente. María es nuestra abogada, aunque solo fuese por esta oración del Avemaría: “ruega por nosotros pecadores”. Ella es la gran intercesora del mundo.

Ahora bien, dogmáticamente hablando, ¿por qué proclamar esta verdad a través de un dogma es conveniente y salvífico? Porque cuando Jesús dio su misión a Pedro, le dijo: “Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mt 16,19). Estas palabras no se refieren solo al poder de perdonar los pecados, sino también de desatar el poder salvador encerrado en una verdad dogmática. Así, cuando la Iglesia proclama un dogma está descorriendo el velo de una verdad, descubriéndola y haciéndola patente al mundo. Al manifestar dicha verdad está desatando una fuerza salvífica, permitiéndola entrar en el mundo. Cuando la Iglesia dice “María es así”, pone luz en un aspecto, pone verdad, permite que esa verdad sea recibida, y se desencadene el dinamismo de la gracia.

Por tanto, si la verdad de María corredentora es proclamada como dogma, se hace partícipe de los beneficios de esa corredención a todos los cristianos. La verdad es salvífica en sí misma. Afirmar que María corredime potencia esa acción de María, por el valor performativo de la palabra dogmática de la Iglesia, que no solo informa a los fieles de cómo es la realidad, sino que también actúa eficazmente en la salvación del mundo al acoger dicha verdad, al hacerla suya y al proclamarla como dogma.

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