Jueves, 19 Marzo 2020 12:18

El comienzo de las apariciones marianas (1830)

Escrito por Carlos Ruiz Saiz
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Las primeras apariciones "modernas" de la Virgen María, o lo que podríamos llamar el inicio de una etapa mariofánica novedosa, deberían situarse en 1830, en París (Francia). Fueron recibidas por Santa Catalina, y dieron origen a la famosa y poderosa devoción de la Medalla Milagrosa.

María derramando graciasCatalina Labouré expiró el 31 de diciembre de 1876. Su cuerpo fue encontrado intacto con ocasión de su beatificación en 1933, y reposa en la Capilla de las Apariciones, en París, bajo el altar mismo en el que María se le apareció. Fue canonizada el 27 de julio de 1947. Las apariciones fueron aprobadas por la Santa Sede, tienen liturgia propia y el papa san Juan Pablo II visitó la Capilla. El resumen de los mensajes que la SS. Virgen le transmitió a lo largo de 1830 podría ser el siguiente:

  • ¡Hija mía! Dios quiere confiarte una misión. Tendrás que sufrir, pero sobrellevarás esto pensando en que lo haces por la gloria de Dios; serás atormentada hasta que lo hayas comunicado al que está encargado de dirigirte. Se te contradirá, pero tendrás la gracia, no temas. Háblale con confianza y sencillez; ten confianza y no tengas miedo. Verás algunas cosas, da cuenta de ellas. Te sentirás inspirada durante tu oración.
  • Los tiempos son muy malos. Calamidades van a caer sobre Francia, el trono será derribado; el mundo entero se verá trastornado por desgracias de toda clase (la SS. Virgen tenía aspecto muy apenado al decir esto). Pero venid al pie de este altar: ahí las gracias serán derramadas sobre todas las personas que las pidan con confianza y fervor, serán derramadas sobre grandes y chicos. ¡Hija mía! me complazco en derramar mis gracias, sobre la Comunidad en particular, a la que amo mucho.
  • Respecto a otras Comunidades, habrá víctimas (la SS. Virgen tenía lágrimas en los ojos al decir esto). El Clero de París tendrá sus víctimas, el Arzobispo morirá (a esta palabra de nuevo las lágrimas) ¡Hija mía! La cruz será despreciada, correrá la sangre en la calle (aquí la SS. Virgen no podía hablar más, el dolor se pinta en su rostro). ¡Hija mía!, me dijo, todo el mundo estará triste.

Al presentarle la Medalla milagrosa, le dice: 

  • Este globo representa al mundo entero, especialmente a Francia... y a cada persona en particular.
  • La hermosura y el brillo de los rayos tan bellos... son el símbolo de las gracias que yo derramo sobre los que me las piden.
  • Haz acuñar una medalla según este modelo, las personas que la llevaren en el cuello recibirán grandes gracias; las gracias serán abundantes para las personas que la llevaren con confianza.

La Virgen Santísima dice explícitamente: "Los tiempos son muy malos". No quiero hacer aquí apología pero esto se repite en casi todas las apariciones. No es ser “profeta de calamidades” ni tener “espíritu apocalíptico” o “pesimista/nostálgico”. Es Nuestra Señora quien lo dice y lo hace con mucho dolor. Y esto es importante para comprender los tiempos. Iremos comprobando cómo estos mensajes tienen este tono hasta las mariofanías más recientes, mostrando a su vez un escenario en el porvenir de las mismas características. Esto no quiere decir que no sean tiempos de gracia y de una gran oportunidad.

En segundo lugar dice: "El mundo entero se verá trastornado por desgracias de toda clase (la SS. Virgen tenía aspecto muy apenado al decir esto)". No es algo sólo de Francia o París sino que va a afectar al mundo entero. Más adelante veremos cómo esto se desarrolla, pero es importante porque hay una progresiva “globalización” del destino de los pueblos y es evidente que lo que empieza en Francia, a partir de las ideas francesas del siglo XIX, será la base de las revoluciones comunista, sexual y gender. De hecho, en la última aparición subrayó este punto como dando a entender (para que lo comprendiese el confesor) que es el núcleo. María insistió de una manera muy especial sobre el simbolismo del globo que Ella tenía en sus manos:

"Hija mía, este globo representa el mundo entero, particularmente a Francia y a cada persona en particular. Fíjese bien (dirigiéndose a su Confesor): el mundo entero, particularmente Francia y a cada persona en particular”.

Nuestra Señora habla de lugares –Francia, París-, personas –el rey, el arzobispo, el clero, las otras comunidades- y aunque no menciona tiempos concretos la vidente entenderá cuándo sucederán estas cosas –en cuarenta años- como de hecho sucedió a partir de 1870 con gran virulencia.

Se habla de una persecución sangrienta, muy importante, que rompe el corazón de María. Esto no puede tomarse a la ligera. ¡Cuánto más cuando se repite en todas las apariciones prácticamente!

El mensaje es de consuelo. En medio de todo ello el Señor derramará gracias de una manera especial, muy generosa, a través de María, de sus manos: ¡la vemos como medianera de las gracias! El consuelo y la gracias son proporcionales, podríamos decir, al sufrimiento que le viene a la Iglesia, a los lugares concretos como Francia o esa comunidad, al mundo entero y a cada persona en particular.

Por último, pero no menos importante, no debemos olvidar la referencia eucarística: el lugar para recibir las gracias es en el altar.

Grandes santos del siglo XX, como San Maximiliano María Kolbe o Santa Teresa de Calcuta, han sido grandes promotores de estos mensajes, de la medalla y del poder de la intercesión de la Inmaculada en la lucha contra Satanás.

 

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