Sábado, 06 Marzo 2021 16:16

¿Es María “Corredentora” una falsa exageración? Destacado

Escrito por Mark Miravalle
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Este interesantísimo artículo fue publicado por Mark Miravalle, catedrático de Mariología en la Universidad Franciscana de Steubenville (Ohio, USA), el 12 de diciembre del 2020, Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Por su interés y actualidad, lo publicamos en nuestro foro. [PINCHE AQUÍ PARA DESCARGARLO EN PDF]

0a823dcca6e6ed4f3ca941a3d92f92c7En su tratamiento sobre la debida devoción a la Santísima Virgen María, el Concilio Vaticano II advierte al Pueblo de Dios contra dos posibles extremos. Después de que los Padres Conciliares alentaran un "fomento generoso" de la auténtica devoción a la Santísima Virgen basada en una doctrina sólida, y llamaran a las prácticas devocionales marianas recomendadas por la autoridad magisterial de la Iglesia durante siglos para ser "altamente estimadas"1, entonces los Padres Conciliares emitieron la siguiente amonestación: "Pero insta encarecidamente a los teólogos y predicadores de la Palabra de Dios a tener cuidado de abstenerse, tanto de toda falsa exageración como de una actitud demasiado sumaria al considerar la especial dignidad de la Madre de Dios"2. Aquí se identifican las dos inmoderaciones de la devoción a María, es decir, el exceso Mariano y el defecto Mariano.

Entonces, ¿qué constituye una "falsa exageración" o una "actitud demasiado sumaria" respecto a María? El Concilio elogia repetidamente las devociones Marianas "dentro de los límites de la doctrina sana y ortodoxa"3, así como las formadas por el estudio de "las Sagradas Escrituras, los Padres, los doctores y la liturgia de la Iglesia y bajo la guía del Magisterio de la Iglesia"4.

Por lo tanto, según el Concilio Vaticano II, si una devoción mariana tiene su base doctrinal en la Escritura, en una presencia duradera en la Tradición de la Iglesia y es luego enseñada por el Magisterio papal, seguramente constituiría una auténtica forma de devoción Mariana. ¿Por qué, entonces, algunos en la Iglesia de hoy consideran que el título Mariano de la "Corredención" humana con Jesús, el único Redentor divino, ¿constituye una "falsa exageración"? La doctrina de la corredención Mariana, que se refiere al papel subordinado de María a través del papel humano único con Jesús en la obra histórica de la redención, está profundamente arraigada en las Escrituras, los Padres, la Liturgia y los doctores de la Iglesia, y es enseñada de forma explícita y constante por el Magisterio papal durante los dos últimos siglos5; y el título de Corredentora, que en un solo término denota el papel humano único de María en la Redención, ha disfrutado de una presencia inquebrantable dentro de la Tradición devocional y mística de la Iglesia desde el siglo XIV6.  

El consentimiento libre y activo de María en la Anunciación trajo al mundo a Jesús, el divino Redentor, al que entregó su cuerpo, instrumento de Redención (cf. Lc 1,38; Lc 2,1-20, Heb 10,10). Simeón profetiza el co-sufrimiento de María con Jesús en el Calvario (Lc 2,35). En el Calvario, María comparte el sufrimiento de su Hijo Redentor, y consiente en su ofrecimiento como la víctima-rescate de la Redención (cf. Jn 19,26-27). El Concilio Vaticano II articula profundamente la heroica corredención de nuestra Señora con Jesús en el Calvario:

Así avanzó también la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo erguida (cf. Jn 19,25), sufriendo profundamente con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su sacrificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que ella misma había engendrado.7

Desde el siglo segundo, San Ireneo presenta el papel subordinado de María con Jesús como la “Nueva Eva” con el Nuevo Adán, y la profesa como “la causa de salvación para ella y toda la raza humana.”8 En los siglos V y VI, las liturgias orientales se refieren a su papel subordinado en la Redención, con el gran himno Acazistos invocándola: “Salve, Redención de las lágrimas de Eva”9. Para el siglo X, Juan el Geómetra articula el co-sufrimiento de María con Jesús a través de su vida culminando en el Calvario10, y el término de “Redentora” para María aparece en los himnos litúrgicos.11 En el siglo XII, la compassio (“sufriendo con”) de María, fue enseñada por San Bernardo de Claraval12, y su discípulo Arnoldo de Chartres se refiere a la Madre en el Calvario siendo espiritualmente “co-crucificada” con su Hijo, y que “co-muere” espiritualmente con Jesús en su corazón13. En el siglo XV aparece el título “Corredentora”14, y para el siglo XVI, el prominente teólogo Tridentino, Alfonso Salmerón, S.J., defiende la legitimidad teológica del título de la Corredentora15. El siglo XVII, la Era de Oro de la Corredención Mariana, verá más de 300 referencias teológicas para el papel y el título, con la doctrina reconocida como del “consenso común de teólogos.”16

En el siglo XIX, el Magisterio papal comienza sus enseñanzas doctrinales consistentes de la participación única de María en la Redención, que se extienden sucesivamente a hasta el siglo XXI del Magisterio papal17. Durante el pontificado del Papa San Pío X, el título de Corredentora es primero usado y autorizado, significativamente, por la misma Congregación de la Doctrina de la Fe (entonces el Santo Oficio), junto con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (entonces la Congregación de Ritos).18 El Papa Benedicto XV enseña inequívocamente la doctrina de la Corredención: “…Correctamente decimos que ella [María] redimió junto con Cristo a la raza humana.”19 El Papa Pío XI usa explícitamente el título en 3 ocasiones,20 y específicamente defiende el título Corredentora:

Por necesidad, el Redentor no puede sino asociar [non poteva, per necesita di cose, non associare] a su Madre en su obra. Por esta razón, lo acompaña en la obra de la Redención hasta la Cruz misma, compartiendo con Él los dolores, la agonía y la muerte en la que Jesús consumó la Redención de la humanidad.21

Reconocidos teólogos protestantes italianos y franceses en los 50 identificaron la doctrina de la Corredención Mariana como un tema central y fundamental de la Mariología Católica del Siglo XX,22 y la reconocieron como la síntesis esencial de toda la Mariología en las mentes de los papas y teólogos Católicos. 23

El Concilio Vaticano II autoritativa y repetidamente enseña la doctrina de la corredención de Nuestra Señora en el Capítulo 8 de la Lumen Gentium, en términos de su “amoroso consentimiento de la inmolación de esta víctima”24; de su “cooperación libre en la obra de la salvación del hombre” como la Nueva Eva;25 la unión de la madre con el Hijo en la obra de la salvación;26 y en la completamente singular forma de cooperación por su obediencia, fe, esperanza y ardiente caridad en la obra del Salvador restaurando la vida sobrenatural a las almas.”27

Además, cabe señalar que el primer esquema del documento sobre María como fue preparado por los teólogos de la Congregación de la Doctrina de la Fe (Santo Oficio), contenía una fuerte defensa histórica, teológica y magisterial del título Corredentora dentro de sus anotaciones.28

El Papa Benedicto XVI prudente y sabiamente advirtió contra una “hermenéutica de ruptura” post conciliar, con la Iglesia antes del Concilio, y en cambio, dirigió a la comunidad teológica contemporánea hacia una hermenéutica de continuidad reverenda y fecunda. ¿Cómo podría cualquier rechazo actual del título de Corredentora a la luz de su innegable presencia en las Escrituras, Tradición, Magisterio y su omnipresente presencia en la auténtica Mariología del siglo XX, como lo atestiguan incluso los observadores protestantes, no constituir una ruptura obvia de la continuidad hermenéutica?

Cinco Testigos Post Conciliares

teresa 598 7831Examinemos el testimonio de cinco figuras prominentes post conciliares de la Iglesia, quienes, mucho después del concilio y desde diversos roles dentro de la Iglesia, han fielmente empleado el título de Corredentora para Nuestra Señora, y en muchos casos lo han defendido con firmeza.

El Papa San Juan Pablo II usó el título de Corredentora al menos en 6 ocasiones y enseñó universalmente la doctrina de la corredención Mariana como Romano pontífice29. Un ejemplo de su uso, resaltado en el contexto de una rica teología de la Corredención Mariana, basada en la Lumen Gentium n. 58, se puede ver en el extracto de una homilía dada en 1985:

Crucificada espiritualmente con su Hijo crucificado (cf. Gal 2:20), contempló con heroico amor la muerte de su Dios, "consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que ella misma había engendrado… En el Calvario con el sacrificio de su Hijo que llevó a la fundación de la Iglesia… Habiendo sufrido por la Iglesia, María mereció convertirse en la madre de todos los discípulos de su Hijo…30

Cualquier afirmación de que Juan Pablo II usó el título sólo en textos marginales o textos desprovistos de valor doctrinal, parece contradecir las enseñanzas conciliares con respecto a las normas para el consentimiento de mente y voluntad religiosa requerida a la mente manifiesta del Papa, incluso cuando sin hablar ex cathedra31, incluida la característica de la enseñanza papal repetida. Estas afirmaciones tampoco eliminan el simple hecho de que un pontífice Romano post conciliar utilizó repetidamente el título de Corredentora. Por lo tanto, cualquier posición que sostenga que el Papa Juan Pablo II no usó el término Corredentora como parte de su enseñanza magisterial es histórica, teológica y fácticamente errónea.

El Cardenal Luigi Ciappi, O.P., teólogo papal bajo San Juan Pablo II, confirmó la legitimidad del título Corredentora y apoyó firmemente la petición universal de esta definición solemne.32 A él se han unido más de 600 hermanos cardenales y obispos, quienes, desde 1993 (obviamente, mucho después del Concilio Vaticano II), han apoyado tanto el título de Corredentora como su solemne definición papal.33

Sta. Teresa de Calcuta, la santa más aclamada universalmente del siglo XX, repetidamente usó el título de Corredentora e igualmente apoyó su definición papal: “María es nuestra Corredentora con Jesús. Ella le dio su cuerpo y sufrió con él al pie de la cruz… La definición de María como Corredentora, Mediadora y Abogada, traerá grandes gracias a la Iglesia”34

La vidente de Fátima, Sor Lucía, quien en sus escritos finales, Llamados del Mensaje de Fátima (publicado en 2002), no sólo usa el título de Corredentora para Nuestra Sra. De Fátima en 7 ocasiones, sino que también provee amplias explicaciones y defensas del título y papel. Sor Lucía concluye: “María no sólo ofrece a su Hijo, se ofrece a sí misma con Cristo, porque Jesús recibió su cuerpo y sangre de ella; por lo tanto, se ofrece a sí misma a Dios en y con Cristo, Corredentora con Cristo de la humanidad”,35 y de nuevo: “…María, hecha una con Cristo, es la Corredentora de la raza humana”36

Un 5º testigo, John Macquarrie, teólogo anglicano de Oxford, ofrece desde la tradición Anglicana un testimonio ecuménico particularmente valioso. Refiriéndose a los teólogos anglicanos más prominentes de los últimos 50 años, defiende un diálogo teológico y ecuménico abierto en relación a los méritos potenciales del título Corredentora:

El asunto no puede resolverse señalando los peligros de exageración y abuso, o apelando a textos aislados de las escrituras tal como 1 Timoteo 2: 5, o por las modas cambiantes en teología y espiritualidad, o por el deseo de no decir nada que pudiera ofender a los compañeros en el diálogo ecuménico. Los entusiastas irreflexivos pudieron haber elevado a María a una posición de virtual igualdad con Cristo, pero esta aberración no es una consecuencia necesaria de reconocer que puede haber una verdad que se esfuerza por expresarse en palabras como Mediadora y Corredentora. Todos los teólogos responsables estarían de acuerdo en que el papel corredentor de María está subordinado y es auxiliar al papel central de Cristo. Pero si ella tiene ese papel, cuanto más claramente lo entendamos, mejor. Es un asunto de investigación teológica. Y, al igual que otras doctrinas sobre María, no sólo dice algo sobre ella, sino algo más general sobre la Iglesia como un todo o incluso la humanidad en su conjunto.37

A la luz de estos testigos de la legitimidad y valor del título de Corredentora, ¿quién entonces juzgaría a María Corredentora culpable de una falsa exageración? ¿Quién identificaría a Juan Pablo II, a la Madre Teresa, a 674 cardenales y obispos y a los demás, como partidarios de un título doctrinalmente erróneo, pre-Vaticano o actuando en violación del auténtico ecumenismo?

Si bien ciertamente puede haber preferencias entre la belleza de la diversa terminología teológica, otra cosa es, inaceptable desde una auténtica perspectiva Católica, el decidir que un título Mariano fundamentado en las Escrituras, alimentado por la Tradición y enseñado por el Magisterio, sea ahora considerado teológicamente ilegítimo, basado sólo en la preferencia teológica.

Preferencia, sí; prohibición, no. Nadie debería juzgar a esas luminarias actuales de la Iglesia: un papa, dos de ellos canonizados, y una tercera con causa abierta de canonización, y encontrarlos doctrinalmente heterodoxos, eclesiásticamente obsoletos y ecuménicamente insensibles.

Las preferencias teológicas vienen y van, y este nuestro tiempo no es más que un breve paso en el gran viaje histórico del desarrollo de la doctrina. Debemos protegernos vigorosamente contra cualquier forma sutil o incluso inconsciente de ´cronolatría´ teológica de nuestro papel temporal y pasajero en este desarrollo. Para una doctrina y un título como María Corredentora, debemos ser conscientes y reverentes de su pasado inspirado y su perenne presente, para que las futuras generaciones de la Iglesia también puedan beneficiarse de él. Para que no arrojemos dispersiones sobre siglos de inspiración, oración, reflexión y desarrollo doctrinal, realizados por papas y obispos, santos y estigmatizados, clérigos y laicos, contemplativos y místicos; respondamos a María Corredentora en título y verdad con humildad teológica y reverencia eclesial. No podemos jugar con la Tradición.

¿Insensibilidad Ecuménica?

De hecho, la llamada al ecumenismo se ha convertido en la principal razón utilizada por algunos para oponerse al título de Corredentora para Nuestra Señora. ¿Llamar a María la “Corredentora” humana es un acto de insensibilidad ecuménica?

Las enseñanzas de San Juan Pablo II sobre ecumenismo, basadas en el Concilio, permanecen permanentemente y deben ser aplicadas con precisión en relación al título de Corredentora:

Retomando una idea expresada por el Papa Juan XXIII en la apertura del Concilio, el Decreto sobre el Ecumenismo menciona la forma de formular la doctrina como uno de los elementos de una reforma continua. Aquí no se trata de alterar el depósito de la fe, cambiar el sentido de los dogmas, eliminar de ellos palabras esenciales, acomodar la verdad a las preferencias de una época determinada o suprimir ciertos artículos del Credo con el falso pretexto de que hoy ya no son entendidos. La unidad querida por Dios sólo puede lograrse mediante la adhesión de todos al contenido de la fe revelada en su totalidad. En materia de fe, el compromiso está en contradicción con Dios, que es la Verdad. En el Cuerpo de Cristo, "camino, verdad y vida" (Jn 14,6), ¿quién podría considerar legítima una reconciliación realizada a expensas de la verdad? La Declaración del Concilio sobre Libertad Religiosa Dignitatis Humanae atribuye a la dignidad humana la búsqueda de la verdad, "especialmente en lo que concierne a Dios y su Iglesia", y la adhesión a las exigencias de la verdad. Un "estar juntos" que traicione la verdad se opondría, tanto a la naturaleza de Dios que ofrece su comunión como a la necesidad de la verdad que se encuentra en el fondo de todo corazón humano.38

Y nuevamente:

En relación al estudio de las áreas de desacuerdo, el Concilio requiere que se presente claramente todo el cuerpo de la doctrina. Al mismo tiempo, pide que la manera y el método de exponer la fe católica no sean un obstáculo para el diálogo con nuestros hermanos y hermanas. Ciertamente, es posible profesar la propia fe y explicar su enseñanza de una manera correcta, justa y comprensible, y que al mismo tiempo tome en cuenta, tanto la forma de pensar como las experiencias históricas actuales de la otra parte. La plena comunión, por supuesto, tendrá que producirse mediante la aceptación de toda la verdad a la que el Espíritu Santo guía a los discípulos de Cristo. Por lo tanto, deben evitarse absolutamente todas las formas de reduccionismo o "acuerdos" fáciles.39

La corredención Mariana es una doctrina de la Iglesia. Corredentora es el título que la expresa. El título debe continuar como ciertamente también la doctrina. El gradualismo en el diálogo ecuménico es legítimo. El reduccionismo no lo es. Más aun, el título Corredentora abarca en sí mismo varias doctrinas católicas clave sobre la gracia y el libre albedrío, la necesidad de la cooperación humana en la salvación y la fe, la esperanza y la caridad como se requiere para la justificación, todas las cuales constituyen un aspecto esencial del depositum fidei.

Ciertamente, los términos como “transubstanciación” e “infalibilidad papal” cuestan más trabajo en los diálogos de unidad Cristiana, por constituir áreas de evidente desacuerdo. Entonces, ¿por qué seguimos usándolos? Porque transmiten doctrinas católicas críticas que no pueden ser reducidas o comprometidas. Por ejemplo, la infalibilidad papal requiere una explicación extensa en cuanto a su naturaleza, aplicación adecuada y límites, pero no buscamos suprimir ese título, porque ningún término mejor captura la verdad doctrinal contenida en él. Lo mismo es válido para el papel único de María en la Redención y su término correspondiente de Corredentora.

Una vez más, postular cualquier noción de María Corredentora como una supuesta violación del auténtico ecumenismo Católico, es necesariamente acusar indirectamente a Juan Pablo el Grande, a la Madre Teresa y a más de 674 prelados posconciliares de ser ecuménicamente insensibles. ¿Sería eso cierto? ¿Sería justo eso?

Modelo para la Iglesia

¿Hay algún valor adicional en este título Mariano para el Pueblo de Dios? ¿Qué le dice María Corredentora hoy a la Iglesia?

Además del legítimo reconocimiento solemne que nuestra Madre merece por su papel humano único con Jesús, María Corredentora también recuerda a todos los fieles la decisiva llamada universal cristiana a cooperar en la obra de la redención, a seguir el ejemplo de San Pablo de "completar lo que falta a los sufrimientos de Cristo, por causa de su cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1,24). Difundiendo el Evangelio, enseñando la fe a nuestros hijos, alimentando a los hambrientos con actos de bondad fraterna, ofreciendo nuestros sufrimientos -por estos y muchos más caminos- cada cristiano tiene el imperativo de cooperar con Jesús en la redención de los demás. Se ha establecido la naturaleza misma de la Iglesia para continuar la misión redentora de Jesucristo a través de su oración y vida sacramental. San Pablo nos llama a ser “colaboradores de Dios” (1 Cor 3,9). ¿Deberíamos sorprendernos cuando San Juan Pablo II nos llama a ser “corredentores en Cristo”?40

Si las parejas cristianas casadas pueden co-crear con el Creador teniendo niños, y los obispos y clero pueden co-santificar con el Santificador cuando administran los sacramentos, entonces ciertamente el Pueblo de Dios puede co-redimir con el Redentor, al participar en la obra salvadora de Jesús.

Cada verdad sobre María abunda en la Iglesia, y su papel único como Corredentora humana nos recuerda el deber cristiano de cooperar con el Redentor en la obra en curso de la redención humana, en un mundo contemporáneo en tan desesperada necesidad de evangelización Cristiana.

Algunos podrían argumentar que el término "redención" debería reservarse sólo para el acto divino de Jesús. Pero esto, lógicamente, negaría otra doctrina y misión Católica fundamental: participar libre y activamente en la vida y misión salvífica de Jesucristo. Cuando un ser inferior, un humano, comparte una cualidad o perfección de un ser superior, Dios, esta participación no toma nada ni compite con la perfección de Dios. Así, la participación de un ser humano en la obra del divino Redentor Jesús, no quita ni compite con la única mediación de Jesús (cf. 1 Tim 2,5), sino más bien manifiesta su gloria41. Como enseña el Concilio sobre la participación en la mediación de Nuestra Señora en la única mediación de Cristo: "La función de María como madre de los hombres de ninguna manera oscurece o disminuye esta mediación única de Cristo, sino que muestra su poder".42 Esto también se aplica a todos los fieles de Cristo que están llamados a participar en su gran obra de la Redención.

El mismo Señor quiso -providencialmente desde todos los tiempos- que la libre participación humana fuera parte integral de su obra divina de Redención. Esto constituye la esencial doctrina Católica y está incorporada en los términos de corredentora-corredentor.

El Papa Benedicto XVI ofrece un ejemplo extraordinario de la llamada universal a la corredención cristiana, en la que incorpora precisamente el mismo principio de la participación humana y analogía al llamar a los enfermos reunidos en el Santuario de Fátima, a convertirse en “redentores en el Redentor” y así ofrecer “un medio de redención a todo el mundo”:

Queridos amigos enfermos, acoged la llamada de Jesús, quien pronto pasará entre vosotros en el Santísimo Sacramento y confiadle todos los contratiempos y dolores que afrontáis, para que se conviertan -según su designio- en un medio de redención para el mundo entero. Vosotros seréis redentores con el Redentor, así como sois hijos en el Hijo. En la cruz… está la madre de Jesús, nuestra Madre.43

Usando la misma raíz del término de redención al referirse a María como Corredentora y “corredentor en Cristo” para cualquier miembro de la Iglesia, provee un vínculo teológico y etimológico esencial, dentro del sólido uso de la analogía Católica, sobre cómo los miembros humanos de la Iglesia deben compartir íntimamente la gran victoria del divino Redentor.

Además, el valor Cristiano del sufrimiento humano es intrínseco al término Corredentora. A la luz del sufrimiento humano global y multiforme que se está experimentando ahora, incluida la pandemia del Covid y sus trágicas consecuencias, ¿no deberíamos estar acentuando el valor trascendente del sufrimiento en este momento, tal y como se refleja en este título, y el ejemplo eficaz sin igual del sufrimiento humano unido con Cristo por nuestra Madre Corredentora?

Finalmente, en los presentes esfuerzos por apreciar más plenamente el papel de la mujer en la Iglesia, ¿no deberíamos también acentuar el hecho de que no fue un papa, ni un obispo, ni un sacerdote, ni un hombre, sino una mujer la querida por el Padre para unirse a su Hijo encarnado, como ninguna otra criatura, en la redención de la familia humana?

Los títulos marianos como el de Corredentora, profundamente sembrados en las fuentes de la revelación divina, nunca pueden morir. Muy al contrario, el Espíritu Santo, esposo divino de la Virgen, en su maravilloso desarrollo de la doctrina, sólo revela cada vez más su verdad eterna, su belleza intrínseca, su profundidad eterna. María Corredentora vivirá para señalar perennemente la victoria redentora de Jesús, su Hijo, y el imperativo humano continuo de que el Pueblo de Dios coopere en la misión salvífica de Jesús, especialmente en esta hora crítica de la historia humana.

¡Oh Inmaculada Madre de la Iglesia María Corredentora, ruega por nosotros!

 

Dr. Mark Miravalle

Cátedra de Mariología San Juan Pablo II

Universidad Franciscana de Steubenville

12 de diciembre del 2020.

Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe



1 Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, n. 67.

2 Ibid.

3 Lumen Gentium, n. 66.

4 Lumen Gentium, n. 67.

5 Cf., “El Papel de María en la Redención: Documento de la Comisión Teológica Internacional, de la IMA, Ecce Mater Tua: Revista Internacional Mariana Vol. 1, 1º enero, 2017, www.eccematertua.com; J.B. Carol, De corredemptione Beatae Virginis Mariae, Roma, 1950; G. Roschini, Maria Santissima Nella Storia Della Salvezza, Vol. II, Isola Del Liri, Pisani, 144-155. Para una investigación de los textos papales desde León XIII a Juan Pablo II, cf. A. Calkins, “El Misterio de María Corredentota en el Magisterio Papal”, Mary Co-redemptrix: Doctrinal Issues Today, Queenship, 2002, 25-92; M. Perillo, F.I. and M. Somerton, F.I., “La Corredención Mariana a Través de 2 Milenios”, María al Pie de la Cruz, Ratcliffe College, England, 2002, Academia de la Inmaculada 79- 112.

6 Ibid.

7 Lumen Gentium, n. 58.

8 San Ireneo, Contra las Herejías, III, Ch. 22, n. 4, PG 7, 959 (A, Harvey 2, 123.91).

9 Akathist Hymn, c. 525 A.D., Strophe 1, PG 92, 1337 A. Citado en Lumen Gentium, n. 56.

10 Cf. John the Geometer, Life of Mary, Bol. 196, 123; cf. Papa San Juan Paulo II, Audiencia Miércoles, 25 Octubre 25, 1995, Inseg. XVIII/2 (1995) 934-936.

11 Por ejemplo, Litanies des saintes, Catedral de Salisbury, Parchment 173; cf. Laurentin, Le Titre de Corédemptrice, 11-12.

12 St. Bernard of Clairvaux, Serm. 3 in Purificatione Beatae Mariae., 2; PL 183, 370; cf. San Juan Pablo II,Audiencia Miércoles, 25 Octubre, 1995, Inseg. XVIII/2 (1995) 934-936.

13 Arnold of Chartres, De septem verbis Domini in cruce, 3; PL 189, 1694; PL 189, 1726-1727; PL 189, 1693 B; cf. Papa San Juan Pablo II, Audiencia Miércoles, 25 Octubre, 1995, Inseg. XVIII/2 (1995) 934-936.

14 Orat. Ms S. Petri Slaisburgens, saec. XV; Codex Petrin, a, III, 20; Orat. Ms S. Petri. Saec. XIV, XV; Codex Petrin. , 1, 20, citado en M. Dreves, Analecta hymnica medii aevi, Leipzig, Reisland, t. 46, 1905, 126, n. 79.

15 Alfonso Salmerón, Commentarii in Evangel., Tr. 5, Opera, Cologne, ed. Hierat, 1604, t. III, 37b-38a; Commentarii, vol. 10, tr. 41, 359b. vol. 10, tr. 41, 359b; vol. 11, tr. 38, 312a; vol. 3; tr. 43, 495a.

16 Cf. J.B, Carol, “Corredención Mariana,” Carol, ed., Mariología, Vol 2, 1957, p. 409. 17 Para una investigación sobre los textos papales desde León XIII a Juan Pablo II, cf. A. Calkins, “The Mystery of Mary Co-redemptrix in the Papal Magisterium,” Mary Co-redemptrix: Doctrinal Issues Today, Queenship, 2002, 25-92; M. Perillo, F.I. and M. Somerton, F.I., “The Marian Coredemption Through Two Millenia,” Mary at the Foot of the Cross, Ratcliffe College, England, 2002, Academy of the Immaculate, 79- 112; Cf. J.B. Carol, De corredemptione Beatae Virginis Mariae, Rome, 1950; G. Roschini, Maria Santissima Nella Storia Della Salvezza, Vol. II, Isola Del Liri, Pisani, 144-155.

18 Congregation of Rites, May 13, 1908, ### 1, 1908, 409; in which the Congregation itself uses the Co-redemptrix title in granting the feast of the Seven Sorrows of Mary to be raised to the rank of double rite; as does the Holy Office, Congregation of the Holy Office; AAS 5, 1913, 364; Congregation of the Holy Office, January 22, 1914, AAS 6, 1914, 108.

19 Pope Benedict XV, Inter Sodalicia, AAS 10, 181-182.

20 Cf. Pius XI, Allocution to Pilgrims from Vicenza, Italy, November 30, 1933, L’Osservatore Roma no, Dec. 1, 1933, 1; Pius XI, Allocution to Spanish Pilgrims, L’Osservatore Romano, March 25, 1934, 1; Pius XI, Radio Message for the Closing of the Holy Year at Lourdes, L’Osservatore Romano, April 29-30, 1935, 1.

21 Pius XI, Allocution to Pilgrims from Vicenza, Italy, November 30, 1933, L’Osservatore Romano, Dec. 1, 1933, 1.

22 G. Miegge, La Vergine Maria, saggio del storia del dogma, Torre Pelige, 1950, p. 178, as cited by Carol, Mariology, Vol. 2, p. 377.

23 P. Maury, La Vierge Marie dans le catholicisme contemporain, in Le Protestantisme et la Vierge Marie, ed., Bosc-Bourguet-Maury-Roux, Paris, 1950, p. 39-40, as cited by Carol, Mariology, Vol 2, p. 377.

24 Lumen Gentium, 58.

25 Lumen Gentium, n. 56.

26 Lumen Gentium, n. 57.1 Lumen Gentium, n. 61.

27 Lumen Gentium, n. 57.1 Lumen Gentium, n. 61.

28 “De Maria Virgine Matre Dei et Matre Hominum”, Sección 3, nota 16, Acta Synodalia Oecumenici Vaticani Secundi, Typis Polgottis Vaticanis, 1971, vol. 1, pt. 4. La decisión de excluir el título de Corredentora de la versión final del documento mariano que finalmente se encontrará en el capítulo 8 de Lumen Gentium, no provino de los mismos Padres conciliares, sino de un subcomité teológico que declararía en un “Praenotanda”, nota previa explicativa, que si bien ciertos términos utilizados por los Romanos Pontífices como “Corredentora de la raza humana” eran “absolutamente verdaderos en sí mismos”, “pueden ser entendidos con dificultad por hermanos separados (en este caso, protestantes)” Y, por esa razón, fueron “omitidos” del esquema. Cf. Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumenici Vaticani II, Volumen I, Periodus Prima, Pars IV, Praenotanda, Ciudad del Vaticano, 1971, 99; cf. Besutti, Lo Schema Mariano, 41.

29 Cf. A. Calkins, "Magisterio ordinario del Papa Juan Pablo II sobre la Corredención Mariana", María al pie de la Cruz, vol. II, New Bedford, MA, Academy of the Immaculate, 2002; M. Perillo, F.I. y M. Somerton, F.I., “La corredención mariana a través de dos milenios”, María al Pie de la Cruz, Ratcliffe College, Inglaterra, 2002, Academia de la Inmaculada, 79-112; G. Roschini, Maria Santissima Nella Storia Della Salvezza, vol. II, Isola Del Liri, Pisani, 144-155; Arthur B. Calkins, "La enseñanza del Papa Juan Pablo II sobre la Corredención Mariana", M. Miravalle ed., Mary Coredemptrix, Mediatrix, Advocate, Fundamentos Teológicos II: Papal, Pneumatological, Ecumenical, Goleta, CA: Queenship Publishing Company, 1997.

30 Papa San Juan Paulo II, Homilia en el Santuario de Nuestra Señora de la Alborada, Guayaquil, Ecuador, Jan. 31, 1985, L’Osservatore Romano, English ed., March 11, 1985.

31 Cf. Concilio Vaticano II l, Lumen Gentium, n. 25.

32 M. Miravalle, Mary Co-redemptrix, Mediatrix, Advocate, Queenship Publications, 1993, Introducción por Luigi Cardinal Ciappi, 5 May, 1993, ix.

33 Cf. Vox Populi Mariae Mediatrici Archivos de cartas de apoyo de cardenales y obispos desde 1993 recibidas, copiadas y entregadas a la Congregación de la Doctrina de la Fe, 48765 Annapolis Rd, Hopedale, Ohio.

34 Carta de la Madre Teresa de Calcuta, 14 Agosto, 1993 así como se encuetra en M. Miravalle, With Jesus: The Story of Mary Co-redemptrix, Queenship, 2003, p. 229.

35 Sor Lucia, Llamadas de los Mensajes de Fátima, Ravengate Press, 2002, p. 279.

36 Ibid, p. 137.

37 Macquarrie, “María Corredentora y Disputas Sobre la Justificación y la Gracia: Una Visión Anglicana” Mary Co-redemptrix: Ecumenically Doctrinal Issues Today, Queenship, 2002, p. 140.

38 Juan Pablo II, Carta Encíclica, Ut Unum Sint, 1995, n. 18.

39 Ibid, n. 36.

40 Por ejemplo, Juan Pablo II, Discurso al Personal del Hospital Fatebenefratelli, L’Osservatore Romano, 5 de abril, 1981.

41 Cf. Lumen Gentium, nn. 60-62.

42 Lumen Gentium, n.60.

43 Papa Benedicto XVI, Mensaje Papal a los Enfermos, “Uds. Pueden Superar el Sentimiento de Inutilidad del Sufrimiento” Santuario de Nuestra Señora de Fátima, Fátima, Portugal, 13 de Mayo, 2010.

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