El primer voto de este tipo en las Hermandades de Gloria se introdujo en 1924 (14-XII-1924), promovido por el padre Pedro Ayala, S.I., en la Congregación de la Inmaculada y la de San Luis Gonzaga. Poco después muchas otras congregaciones, incluso el cabildo de la catedral y el ayuntamiento de Sevilla, se unieron a estos votos y formularon la petición al Santo Padre solicitando la proclamación dogmática de la mediación universal. Cada año (15 de agosto), el cabildo de la catedral sigue hoy en día renovando su fe en la mediación universal de María, y su voto de extender y defender esta verdad.
Es imposible repetir aquí los nombres de todos los grupos religiosos que han hecho estos votos y juramentos. Basta con decir que, solo en Sevilla, había 170.000 laicos, según el estudio realizado en 1996 por J. A. Riestra [PINCHA AQUÍ PARA DESCARGARLO]. La formulación del voto es diferente en cada congregación, pero solo en pequeños detalles. Por ejemplo, en la Cofradía de Nuestra Señora del Patrocinio, el sacerdote preguntaba:
"¿Juráis defender como si fuera Dogma de Fe, hasta derramar la sangre si fuera preciso, la creencia de que la Santísima Virgen es Patrocinadora y Mediadora universal de todas las gracias?"
Y todos contestaban enfáticamente:
"Sí, lo juro".
Asombra en esta breve formulación y en casi todas las demás, la decisión de derramar su propia sangre. En otro voto leemos:
“Esta verdad […] la confesaremos y defenderemos con todas nuestras fuerzas, hasta el último aliento de nuestra vida, y derramando si preciso fuera, toda la sangre de nuestras venas, y así solemnemente lo PROMETEMOS, VOTAMOS Y JURAMOS".
También cabe destacar que en muchos de estos votos y juramentos encontramos los términos "co-redentora" y "co-redención", unidos a la maternidad espiritual y la mediación universal de Nuestra Señora.
A día de hoy hay 8 millones de personas que han pedido al Santo Padre que proclame el 5º Dogma Mariano. ¿Qué podría pasar si esos 8 millones de personas hiciesen voto con juramento de ofrecerse al martirio por su proclamación? Probablemente se proclamaría el Dogma, y quizá también surgiría en la Iglesia un increíble nuevo ejército de mártires.