Lunes, 06 Diciembre 2021 18:15

Don Marcelo González, Cardenal Primado, y María Corredentora

Escrito por Gonzalo Pérez-Boccherini
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Don Gonzalo Pérez-Boccherini Stampa está a punto de defender su tesis doctoral, que versa sobre una de las figuras más decisivas de la Iglesia española en la segunda mitad del siglo XX, el Cardenal Primado Don Marcelo González Martín (1918-2004), que fuera Arzobispo de Toledo desde 1971 hasta 1995. Como buen conocedor de sus escritos, D. Gonzalo nos comparte unos textos en los que Don Marcelo no duda en asignar el título de Corredentora a la Virgen María.

“María es ciertamente corredentora, pero es al mismo tiempo el prototipo de los redimidos. Redimida preventivamente en atención a los méritos de Cristo, no solamente nunca estuvo bajo la servidumbre de pecado, sino que, por su fe y caridad, por su perfecta unión a Cristo y en el cumplimiento amoroso de la voluntad divina, vivió en su consciente e intensa ordenación a Dios la plena libertad de los hijos de Dios. Glorificada definitivamente por la asunción de su alma y de su cuerpo al cielo es un estímulo de esperanza para todos los fieles que se esfuerzan en crecer en la santidad” (Nuestra Señora de la Merced, ayer y hoy. Exhortación pastoral, mayo de 1968. Texto publicado en el Boletín Oficial del Arzobispado de Barcelona. Tomo 3, pag 253).

“El Verbo de Dios había buscado albergue en la naturaleza humana, y lo encontró en el seno de María. Y ahora la ofrece como Madre de esa humanidad a la que acaba de redimir. María acepta una vez más y consiente en serlo. Lo será porque es la Madre de la Iglesia destinada a albergar a la humanidad entera. Ni sentimientos vacíos, ni racionalismos paralizantes. ¡La verdad de la vida! El hombre y la mujer en la historia, construyendo el mundo. La madre y el hijo. Jesús no lo olvida en el momento supremo de configurar la constitución de su Iglesia. Habrá que contar en adelante, con María, corredentora de los hombres, porque Dios la eligió y quiso hacer, por medio de Ella, grandes cosas” (Las siete palabras de Jesús en la Cruz. Viernes Santo, 4 de abril de 1969. Ibid. Tomo 5, pag. 180).

En la ordenación sacerdotal de 29 sacerdotes del Opus Dei, en la basílica pontificia de San Miguel, en Madrid, el 15 de agosto de 1971, durante la homilía les dijo: “Quiera el Señor disponer así vuestras almas en esta mañana inolvidable ya para siempre en vuestras vidas. Y puesto que habéis recibido el sacerdocio del Hijo, pongamos nuestra confianza en su Madre bendita. Virgen María, asunta a los cielos, flor la más pura de la tierra, vida, dulzura y esperanza nuestra. ¡Acompáñalos siempre, guía sus pasos con tu silencio que pertenece a la entraña de la Iglesia, con tu amor, con tu valimiento! Tú, ¡oh Virgen María! eres la renovación, la seguridad, la fuerza, el amor y la piedad, todo junto. Tú sabes mirar a los sacerdotes y a la Iglesia, con la experiencia de las madres, con el sosiego de quien es Mediadora y Corredentora. Tu nombre es capaz de suscitar las esperanzas de un pueblo y de la Iglesia entera, como acaba de suceder ahora en Yugoslavia. Facilita en ellos, ¡oh Madre!, los caminos del Espíritu Santo, igual que les ayudaste a encontrar los de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué Dios os bendiga!” (Tres homilías sobre el sacerdocio. Actitudes y convicciones sacerdotales. Tomo 4, pag. 357).

“Por eso María está ligada «con estrechos e indisolubles vínculos» (LG, 53) a la historia de nuestro destino, a la historia de la salvación. Por eso estaba en el Calvario, no en una mera actitud de pasiva Dolorosa, sino de paciente y amorosa cooperadora, asociada a la persona y obra de Cristo (LG, 56. 58). Era nuestra Corredentora(La Santísima Virgen María y el Año Santo. Intrucción pastoral de 1974. Texto publicada en el Boletín Oficial del Arzobispado. Tomo 3, pag. 320).

Conferencia leída el 14 de mayo de 1975, en el salón de actos del Palacio de Benacazón, Toledo, dentro del ciclo organizado por la Delegación Provincial de la Sección Femenina, con motivo del Año Internacional de la Mujer:“Ahora podríamos extendernos sobre ciertas frases de San Pablo, que han sido presentadas como antifeministas, pero que tienen una explicación perfectamente adecuada. Sin embargo, yo no puedo abusar más de vosotros. Quede simplemente en pie que, dentro de la gran labor que en el Año Internacional de la Mujer se puede realizar, y dentro del legítimo derecho a todas las promociones justas, el cristianismo le está dando siempre a la mujer la más radical originalidad: la de situarla junto al plan de Dios en una dimensión única, parecida nada menos que a la de la Virgen Madre de Cristo, Corredentora, Reina de los Apóstoles y Reina nuestra” (Originalidad que el cristianismo da a la mujer. Texto publicado en el Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo, noviembre 1975, 709-72. Tomo 4, 469).

“Como algo inseparable del misterio de Cristo, y porque Dios lo ha querido así, aparece y aparecerá siempre la Maternidad divina: la Maternidad espiritual de María –según la tímida expresión de la Mariología tradicional–; la Mediación corredentora en todo su dinamismo salvífico y, por lo mismo, la dimensión eclesiológica de la misión maternal de María” (María, Madre de la Iglesia. Prólogo de la obra del Dr. Juan Ordóñez Márquez, titulada «Mariología», 1986. Tomo 19, pag. 48).

 

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