Martes, 02 Enero 2018 12:14

4. Anunciado desde el principio (Gn 3)

Escrito por AGG
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En el mismo momento en que entró el pecado en el mundo (cf. Gn 3), Dios anunció la victoria definitiva sobre su causante, el diablo (cf. Sab 2,21-24), dirigiéndole estas palabras: “Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; ésta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón” (Gn 3,15).

d21ea4ea34d3e8d19a47b8b058020e6cEs el primer anuncio que encontramos de la futura redención, en la que el maligno y el pecado serán definitivamente vencidos al ser aplastada su cabeza. Pero, ¿quién llevará a cabo dicha victoria redentora?

  • Según la versión hebrea, “ésta te aplastará la cabeza” remite a la descendencia de la mujer, es decir, a la humanidad, aludiendo al grupo de los redimidos que obtendrán la victoria final.
  • Esa descendencia fue entendida en masculino singular por el judaísmo, viendo una referencia al futuro mesías. De ahí que la versión griega (LXX), oficial en el judaísmo del siglo I, traduzca directamente por “él te aplastará”, esto es, el descendiente por antonomasia, el mesías, Cristo.
  • La versión latina de la Vulgata, recogiendo la tradición eclesial, refirió el pronombre a “ella”, la mujer, que hacía referencia a la madre del mesías, esto es, a María.

Las tres versiones (hebrea, griega y latina) no son excluyentes entre sí, sino al contrario, son complementarias. Así pues, en el primer anuncio de la salvación en sus tres versiones podemos ver recogidos a todos los protagonistas de la obra salvífico-redentora: al redentor, a la corredentora, y a los colaboradores de la redención.

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Comentarios   

Sí, pero no.
Nadie en su sano juicio, ni aunque lo haya perdido del todo, puede malinterpretar el término, haciéndose igual a Dios, cuando se usa en referencia a uno mismo o a cualquier otro miembro de la gran familia cristiana o de la humanidad misma. La cosa es bien distinta, sin embargo, cuando se aplica a la Bienaventurada Virgen María, cuya vecindad con la divinidad nos la hace aparecer con resplandores cuasidivinos. Las palabras encierran una fuerza creadora que no se debe ignorar. Lo saben bien los hijos de este mundo, una de cuyas armas más poderosas son las palabras con que van extendiendo su reino de tinieblas. La serpiente antigua es muy astuta. Sabe disfrazarse de ángel de luz para engañar al mundo entero. Me pregunto si esto no será un nuevo intento de herirnos en el calcañal, si no nos estaremos haciendo cómplices involuntarios de quien sabemos mentiroso y asesino desde el principio. ¿Por qué no sustituir el término equívoco por la frase que lo explica?

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