Soy madre de familia. Tengo sesenta años y desde los dieciocho pertenezco al Camino Neocatecumenal. Hace algunos años, leyendo el santoral del día, me encontré por primera vez con la vida de Santa Verónica Giuliani. Fue una enorme admiración la que me produjo conocer sus anhelos de PADECER por amor al Señor. Y el hecho de que en su corazón hubieran quedado grabados materialmente los instrumentos de la Pasión, así como otra serie de signos, las siete espadas de dolor de la Virgen María, los Sagrados Corazones, y algunas letras… Todo lo demás de su extraordinaria vida, no sabía ni cómo interpretarlo. Me quedò la firme resolución de leer sus Diarios en cuanto me fuera posible. Seguí recogiendo toda la información que iba encontrando en Internet sobre ella, pero siempre eran unas breves reseñas acerca de su vida, y esto seguía aumentando mi interés.
Tiempo después, con motivo de mi inscripción en el Foro Mariano de la diócesis de Getafe, me enteré de la extraordinaria vinculación de Santa Verónica con María, nuestra Madre, y ahí sí que vi la posibilidad de adentrarme en sus Diarios. Cuando me encontré con un extracto de sus escritos en la mano, hice el propósito de anotar todas mis impresiones a la vez que avanzaba en el estudio de esta persona cuya santidad es tan excepcional como desconocida. Esto es lo que destaco, a modo de resumen:
Alma escogida
La elección de Dios es un misterio. Desde niña recibió numerosas señales de ser llamada a seguir a Jesús desde el sufrimiento. Recibió un amor especial, extraordinario, por el dolor y el sacrificio. Tuvo que luchar para defender su vocación. Las pruebas comenzaron muy pronto. Su purificación fue lenta y continuada. Una vez en el convento, empezaron las humillaciones… Ella buscaba penas y cruces...
Se machacaba con penitencias corporales, pero lo más duro era el dolor de su corazón por la ausencia de su Amado. Dios la fue modelando para no temer nada más que alejarse de su voluntad. Su amor por la Cruz desnuda iba en aumento. Sabía que su Esposo estaba en la Cruz, y que éste era su lecho de amor… Fue purificada de todas las formas posibles.. Interiormente, con las humillaciones…
Fue adoptando una regla de vida cada vez más austera... Llega un momento en el que sólo comía pan y agua. En ese momento, es nombrada despensera por la nueva priora... y tiene que ocuparse de las provisiones y de la mesa de sus hermanas ¡La humanidad se rebela!
Sola con el Solo
Para descubrír la propia NADA. "Nada operante", para mantenerse en el conocimiento cada vez más hondo de la propia impotencia. Su despojamiento interior es cada vez mayor. Capa a capa, desciende hasta el fondo de su mayor anonadamiento. Es como una niñita pequeña, impotente... Pero Dios le pide continuamente su aceptación para entrar en mayores padecimientos. No hay ningún consuelo. Se le olvida todo lo que Dios le ha ido regalando.
Entonces entra en escena la Santísima Virgen, que se ocupa de ella como una madre de su recién nacido. Experimenta la dulzura del reposo en el seno de María Santísima. Así entra en un purgatorio permanente. La obediencia a la voluntad de Dios es lo más importante. La Madre del Cielo la lleva, aunque ella no lo ve.
Obedece al confesor en TODO.
Todo el infierno la atormenta, pero ella se mantiene en la oscura fe. Es elegida abadesa, pero ella sabe que es María Santísima la que dirige todo por su medio. Siente invitaciones de parte del Señor para ir al cielo de inmediato. Pero ella sabe que aún no es hora. Así se va desgastando, su humanidad queda agotada.
Ha conseguido la renuncia total a todos sus deseos. Sólo cuenta lo que Dios quiere, y se le manifiesta a través de su confesor. Después de treinta y tres días de agonía muere por orden de su confesor. Por fin el Amor se dejó encontrar.
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