Significado de la Corredención de María
Los artículos de esta sección corresponden a la primera parte de la Conferencia sobre María Corredentora que tuvo lugar el 28 de enero de 2017 en la parroquia "Santa Maravillas de Jesús" (Getafe), en la jornada de formación del Aula de Teología en el Corazón de Cristo. Fue posteriormente publicado en la revista Ecce Mater Tua 1 (2018).
[Audio completo de la Conferencia] [Vídeo de la primera parte de la Conferencia]
Las palabras humanas, los términos que empleamos en teología, son siempre limitados: son vocablos de un lenguaje en sí finito, incapaz de expresar plenamente la realidad de Dios y su obra, que trasciende todo concepto.
La redención y salvación del género humano se ha realizado por la encarnación del Verbo de Dios (cf. Jn 1) y durante toda tu vida terrena, especialmente, en el misterio pascual de Jesucristo, que comienza con la celebración de la última cena y acaba con el envío del Espíritu Santo en Pentecostés, teniendo como momento culminante la pasión, muerte y resurrección de Cristo(cf. Dei Verbum 2, Concilio Vaticano II).
Podemos distinguir fundamentalmente tres títulos relacionados con la obra salvadora de Dios apenas descrita: redentor, corredentor, y colaborador. Veamos qué implica cada uno de ellos.
En el mismo momento en que entró el pecado en el mundo (cf. Gn 3), Dios anunció la victoria definitiva sobre su causante, el diablo (cf. Sab 2,21-24), dirigiéndole estas palabras: “Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; ésta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón” (Gn 3,15).
En los hitos de la vida de Cristo relacionados con la obra redentora destaca la intercesión eterna de Jesucristo, único Mediador entre Dios y los hombres, constituido por ello Sumo y Eterno Sacerdote, tal como explica detalladamente la carta a los Hebreos. En el cielo, sentado a la derecha del Padre, Jesucristo sigue intercediendo por todos los hombres.
La expresión “María corredentora” quiere expresar el papel único de María colaborando con el único redentor del mundo. Es un título que ya emplea la tradición cristiana para expresar la vinculación esencial de María a la acción savífico-redentora de su Hijo, perfecta en sí misma. No parece haber otro concepto que manifieste mejor esta realidad.