Al principio de su camino mariológico, el P.Bover (1877-1954) creía que no había una base teológica para defender la co-redención mariana y su mediación universal. De hecho, en 1918 fue a un Congreso Mariano en Barcelona donde se escandalizó por las exageraciones que escuchó sobre la Mediación Mariana. Pero algo sucedió en la Iglesia... Debido a las numerosas peticiones que pedían la proclamación dogmática de la Mediación Universal de María, a principios de la década de 1920, la Santa Sede formó tres comisiones de expertos teólogos para estudiar la cuestión: una en Italia, otra en Bélgica y otra en España. El P.Bover fue elegido para coordinar la comisión española sobre la mediación. Ahora bien, cuando comenzó a estudiar la cuestión en profundidad, cambió de opinión. Había otros dos eruditos en su equipo, Ángel Amor Ruibal (1869-1930) e Isidro Gomá y Tomás (1869-1940). Todos ellos, así como todo el equipo de Bélgica, dieron una respuesta positiva al Santo Padre sobre la proclamación dogmática.
Desde 1922 hasta 1928, Bover escribió mucho sobre María Santísima desde diferentes perspectivas, defendiendo la mediación universal de Nuestra Señora: estudios sobre los Padres de la Iglesia, sobre las Escrituras, sobre la Liturgia... incluso un Catecismo sobre la Mediación Universal Mariana... Se convirtió así en un Defensor famoso de estos títulos: Mediadora y Co-redentora.
Desarrolló su Mariología a partir de sus estudios sobre las cartas de San Pablo, principalmente a partir de dos ideas importantes: Cristo como el segundo Adán y el Cuerpo Total de Cristo, la Cabeza (Jesús) y el cuerpo (la Iglesia):
- Si hay un segundo Adán, debe haber una segunda Eva, Nuestra Señora. Por lo tanto, ella también es la madre de toda la humanidad redimida, del mismo modo que Eva es la madre de todo ser humano.
- Si María es la madre de Cristo (la Cabeza), también debe ser la madre de Su cuerpo (los cristianos).
Su trabajo principal se publicó en 1940: “María, mediadora universal o Soteriología mariana”, de más de 400 páginas [HAZ CLICK AQUÍ PARA DESCARGARLO]. Es imposible resumirlo ahora, pero leeré su conclusión:
“Comenzamos nuestros estudios mariológicos con vehementes prevenciones contra las grandes verdades de la Soteriología Mariana. Pero San Pablo primeramente, y luego la lectura de los escritos patrísticos y de los documentos pontificios, disiparon, no sin rubor, las prevenciones, trocándolas en la convicción más firme sobre la verdad, cada vez más fulgurante, de la Corredención y de la Mediación universal de María” .
El P. José Mª Bover murió unos años antes del Concilio Vaticano II, en 1954.
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