APROBACIÓN ECLESIÁSTICA
Apenas seis semanas después de la aparición, fue establecida una comisión por el arzobispo de Tuam, John MacHale. Los quince testigos fueron examinados y la comisión concluyó que el testimonio de todos, tomados juntos, era fiable y satisfactorio.
El Arzobispo Gilmartin formó otra comisión en 1936 para examinar a los 3 videntes sobrevivientes: Mary O'Connell (Mary Byrne), Patrick Byrne y John Curry. Los tres confirmaron sus declaraciones originales de 1879. La Sra. O'Connell dio testimonio, bajo juramento, y al final añadió: "Tengo bastante claridad sobre todo lo que he dicho, y hago esta declaración ahora sabiendo que voy a estar con Dios".
El resultado de esta comisión fue la evidencia de que los testigos era rectos y fiables. No hubo una aprobación eclesiástica como tal, pero sí una aprobación “de facto”. Posteriormente San Juan Pablo II en su visita a Irlanda quiso ir oficialmente al santuario. Y el pasado 19 de marzo de 2021 el papa Francisco elevó el nivel del Santuario Nacional a Santuario Internacional, destacando la importancia de aquel lugar santo en este momento histórico de Irlanda y del mundo.
HISTORIA Y MENSAJES
El 21 de agosto de 1879, Jesús como Cordero, Nuestra Señora, San José, y San Juan Evangelista aparecieron envueltos en una brillante luz celestial, en el aguilón sur de la iglesia parroquial de Knock. Hubo quince testigos oculares, el más pequeño tenía 5 años y la más anciana 74.
La aparición comenzó a eso de las 8 de la noche del jueves. Nuestra Señora tenía un largo vestido blanco, abrochado en el cuello. Sus manos y ojos se elevaban hacia el cielo en postura de oración. Sobre su cabeza tenía una brillante corona, y donde la corona se ajusta a la frente, había una preciosa rosa. A la derecha de la Virgen estaba San José, con la cabeza inclinada y virada ligeramente hacia ella como si estuviese dando un respetuoso saludo. Vestía una túnica blanca. A la izquierda de la Virgen estaba San Juan Evangelista, vestido como obispo, con un libro en su mano izquierda y con la mano derecha levantada como si estuviera predicando. Sus vestidos también eran blancos.
Junto a las figuras y un poco a la derecha, en el centro del aguilón, había un altar grande y sencillo. Sobre el altar estaba en pie el Cordero mirando hacia el oeste, y detrás del Cordero se erguía una gran cruz. Los ángeles volaban en torno al Cordero durante toda la aparición.
Los quince videntes presenciaron la aparición durante dos horas mientras recitaban el Santo Rosario. Cuando ya siendo adulto compareció ante los investigadores para explicar lo que vio 58 años antes, uno de ellos, Curry, muerto en olor de santidad, explicó que las imágenes estaban vivas pero no hablaban. Incluso una de las videntes quiso besar los pies de la Virgen. John Curry y el resto de videntes vivieron una vida austera, sencilla y en el anonimato.
La aparición refleja el profundo simbolismo del libro del Apocalipsis. El Cordero es Jesús. La Cruz es donde se ofrece el Cordero al Padre como sacrificio. El altar de la misa es donde el sacrificio se hace presente. Junto a la Cruz estaban María y San Juan. San José es el gran protector de la Iglesia, y está presente en cada Eucaristía.
COMENTARIO
1.- Lo primero que sorprende es que no hay ningún mensaje verbal, pero sí uno muy fuerte, visual. Todo sucede en silencio contemplativo unido al Santo Rosario. La visión a la que hace referencia está descrita en Apocalipsis 14,1-20 y, sin ninguna duda, el contenido de esa visión del Apocalipsis es el verdadero mensaje que quiere transmitirnos la visión de Knock.
Después vi al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sión, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre. Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno, y esa voz era como un concierto de arpas: los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra. Estos son los que no se han contaminado con mujeres y son vírgenes. Ellos siguen al Cordero donde quiera que vaya. Han sido los primeros hombres rescatados para Dios y para el Cordero. En su boca nunca hubo mentira y son inmaculados.
La presencia de los ángeles en la aparición hace referencia a los que aparecen en esta misma visión:
Luego vi a otro ángel que volaba en lo más alto del cielo, llevando una Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, familia, lengua y pueblo. El proclamaba con voz potente: «Temed a Dios y glorificadlo, porque ha llegado la hora de su Juicio: adorad a Aquel que hizo el cielo la tierra, el mar y los manantiales».
En la visión del Apocalipsis los ángeles aparecen con mensajes progresivos. El primer Angel, que hemos leído, manifiesta un tiempo de proclamación del Evangelio a todas las naciones, y junto a ésta un Aviso de la hora del Juicio. Un aviso que busca la conversión de todas las personas, conversión que lleva a la adoración verdadera del único Dios, el Creador, frente a la falsa idolatría de la Bestia.
De hecho los siguientes ángeles afirman la caída de la gran Babilonia, y el último aviso del Castigo:
Y otro ángel, el segundo, le seguía diciendo: «Cayó, cayó la gran Babilonia, la que ha embriagado a todas las naciones con el vino del furor de su fornicación». Y otro ángel, el tercero, les seguía diciendo con gran voz: «El que adore a la bestia y a su imagen y reciba su marca en la frente o en la mano, ese beberá del vino del furor de Dios».
Estos ángeles anuncian –después del ángel del Evangelio, pero de alguna manera de forma simultánea– que el poder del mundo llega a su fin. Es el momento de permanecer fieles y no acoger la marca de la bestia, la mentalidad e identidad del mundo. Lógicamente esto se aplica a todos los tiempos y por esta razón el Apocalipsis es un libro de consuelo y luz para todas y cada una de las generaciones de cristianos, pero lo que estamos analizando es la aparición de Knock que se realiza en este momento concreto de la historia, y por tanto, en mi opinión, está transmitiendo sin palabras que hemos entrado en el momento fundamental al que alude este capítulo del Apocalipsis.
Los siguientes ángeles hablan de la persecución de la Iglesia, los santos, los cristianos fieles:
¡Aquí se requiere la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús! Oí una voz del cielo, que decía: «Escribe: ¡Bienaventurados los muertos, los que mueren en el Señor! Sí —dice el Espíritu—, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan». Miré, y apareció una nube blanca; y sentado sobre la nube alguien como un Hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro y en su mano una hoz afilada. Salió otro ángel del santuario clamando con gran voz al que estaba sentado sobre la nube: «Mete tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies de la tierra». El que estaba sentado encima de la nube metió su hoz sobre la tierra y la tierra quedó segada. Otro ángel salió del santuario del cielo, llevando él también una hoz afilada. Y del altar salió otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, y gritó con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciendo: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque los racimos están maduros». El ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Pisotearon el lagar fuera de la ciudad, y salió tanta sangre del lagar, que subió hasta los frenos de los caballos en un radio de mil seiscientos estadios.
Es el tiempo del sacrificio de la Iglesia, de la sangre de "los que mueren en el Señor". Ese sacrificio de los fieles es esa gran Cruz que aparece junto al altar, como en Pontmain o en otras muchas apariciones. Es la Cruz de la Iglesia fiel que va a ser ofrecida junto con la del Cordero por la salvación del mundo en el altar del cielo, al que nos unimos por el altar de la tierra. Es evidente que esto ha comenzado con los veinte millones de mártires del siglo XX, más que en toda la historia de la Iglesia junta, y lo que viene.
En segundo lugar, llama la atención la presencia de san José. Esta presencia tiene un significado importante. En 1870 Pío IX había nombrado a San José patrono de la Iglesia universal. Diez años después de las apariciones de Knock, en 1889, el Santo Padre León XIII escribió una Encíclica para solicitar a los obispos del mundo entero que elevasen, por medio de san José, oraciones al Señor por la situación de apostasía e impiedad que vivía el mundo y la Iglesia. No deja de ser significativo la forma en que lo hace y que asegure que la Virgen no dejará de ampararnos incluso de una forma extraordinaria. El Santo Padre afirma que es un tiempo extraordinario de María porque lo es de las tinieblas, afirmando con toda claridad que se cumplen los signos que la Palabra de Dios atribuye al fin de los tiempos: “Vemos la fe, raíz de todas las virtudes cristianas, disminuir en muchas almas; vemos la caridad enfriarse; la joven generación diariamente con costumbres y puntos de vista más depravados; la Iglesia de Jesucristo atacada por todo flanco abiertamente o con astucia; una implacable guerra contra el Soberano Pontífice”.
La presencia de san José también se encuentra en otras apariciones y creo que también nos habla del papel de la familia en este momento definitivo. Recordemos la carta que sor Lucía le escribe al Cardenal Cafarra cuando san Juan Pablo II le encarga formar el Instituto Juan Pablo II de estudio de la familia y el Cardenal le escribe a sor Lucía pidiéndole oraciones. Ésta le contesta con una extensa carta –algo inaudito– en la que le predice todas las dificultades por las que va a pasar esa obra, y esto porque Nuestra Señora le había dicho que "la batalla final entre el Señor y el reino de Satanás será acerca del matrimonio y de la familia. No teman, –añadió–, porque cualquiera que actúe a favor de la santidad del Matrimonio y de la Familia siempre será combatido y enfrentado en todas las formas, porque ésta es el punto decisivo". Después concluyó: "sin embargo, Nuestra Señora ya ha aplastado su cabeza".
Finalmente, en el libro In Sinu Iesu, que recoge las revelaciones privadas de Jesús y María a un monje irlandés, podemos leer estas palabras que el monje sintió en 2008 como procedentes de María:
Mi querido hijo, que Knock llegue a ser un lugar de peregrinaje para sacerdotes. Haré de Knock un lugar de sanación para mis hijos sacerdotes. Y les atraeré a mi compañía. Les daré a compartir una parte de la intimidad sagrada conmigo que fue la parte asignada a san José, mi más casto esposo, y a san Juan, mi hijo adoptivo. Ahí en Knock quiero revelarme a los sacerdotes como Virgen Esposa y Madre. Esto es un secreto que he sostenido en mi Corazón para este tiempo de prueba en la Iglesia. (...) Yo quiero que los sacerdotes empiecen a venir a Knock. Quiero que ellos vengan con sus obispos. (...) Yo he esperado hasta ahora para revelar este proyecto de mi Corazón. El tiempo es corto. Que los sacerdotes vengan a mí aquí en Knock. Yo espero por ellos como Virgen Esposa y como Madre. Que vengan a lavarse en la sangre del Cordero, mi Hijo (...) Así que deseo que Knock se convierta para todos los sacerdotes en una fuente de agua viva, un lugar de sanación, consuelo y renovación. (...) Mis hijos sacerdotes deben ser los primeros en experimentar el poder sanador de la Sangre del Cordero de Dios. (...) Vengo a Knock a revelarme a mí misma como Madre de los sacerdotes. (...) Yo estoy cerca de traer a muchos sacerdotes a una intimidad sagrada conmigo como la que disfrutaron san José y san Juan.
La presencia en Knock del papa Francisco en 2018 para pedir perdón por los abusos sexuales cometidos por gran cantidad de sacerdotes ha confirmado esta palabra. Hoy en día es un lugar de gran restauración interior para muchos de ellos que encuentran allí un lugar de penitencia bajo el manto de María, en la sangre del Cordero.