De la Corredención de María surge su ser Mediadora y Abogada. No se trata solo de un hecho del pasado (que la Virgen colaboró en nuestra salvación), sino que ella sigue estando presente y preocupada por nuestra vida eterna, mediando las gracias que pedimos y siendo Abogada delante de Jesús por nosotros, también por lo que no pedimos, pero ella sabe que necesitamos. Ella fue corredentora al dar su sí, al ofrecer a su querido Hijo como Víctima, y sufrir en su corazón sus sufrimientos, así como al adquirirnos para Dios y para sí misma, como nuestra Madre.
Lo que me parece relevante es que tras la carta de santa Teresa de Calcuta (1993) sobre la importancia de proclamar el quinto dogma, el Papa Juan Pablo II empieza a dar pasos en esa dirección. Por ejemplo, pidió su parecer a la Comisión en Czestochowa (1996), signo de que la posibilidad del dogma le rondaba la cabeza... o las catequesis de 1997, “María colaboradora de la Redención” y “María Mediadora”... todo esto parecen ser intentos de responder a la petición de la santa, y seguramente de responder también a la petición del Espíritu Santo que actuaba en ambos santos. Por su relación de amistad y amor a la Virgen, me imagino que Espíritu y la Virgen llevaban sus corazones en la misma dirección. La unión de Madre Teresa y Juan Pablo II en la Virgen no tenía solamente un aspecto espiritual por haberse consagrado y entregado ambos totalmente a su disposición, sino que fue ella –la Madre Santísima– quien les unió en su Inmaculado Corazón, permitiendo que Madre Teresa naciera el 26 de agosto, día de la fiesta de la Virgen de Czestochowa, tan querida por el santo Padre.
En 1996 llegó al Papa la petición respaldada por cinco millones de firmas de muchísimos países pidiendo la definición del dogma «María Corredentora, Mediadora y Abogada». Es exactamente lo que pedía santa Madre Teresa de Calcuta en su petición. Sin embargo, muchos pensaron que proclamar este dogma podría ser un obstáculo al ecumenismo. Este argumento, a la santa de Calcuta, seguro que no le convencía mucho:
- Primero, porque desde pequeña experimentó que en el santuario mariano diocesano de Letnica cada año se reunían todos: musulmanes, ortodoxos, católicos, y también ateos, como hijos alrededor de la Madre. Madre Teresa, pues, creció en ambiente ecuménico reunida con todos alrededor de la Virgen.
- Segundo, es una persona que recibió el Premio Nobel de la Paz... este premio no lo adjudica un jurado católico... ¿conocemos un santo actual que siendo católico, sirviendo en medio de los musulmanes e hindúes, haya ganado tanto respeto de aquellos como ella? Su muerte conmovió muchísima gente, que se puede ver en los videos del día de su funeral.
Lo que convencía a los católicos, hindúes, musulmanes, hombres y mujeres, políticos y pobres, famosos y sencillos… fue su servicio humilde y lleno de amor sin rechazar a nadie, porque para ella no importaba la raza, no importaba la religión, no importaba ser cristiano o comunista. Veía a todos tal como Dios los ve, creados para amar y ser amados. Esto lo experimentó el líder hindú que quiso echar a Madre Teresa y sus hermanas de los terrenos del templo de Kali, que se les había ofrecido para cuidar a los moribundos. Esto no gustó a los sacerdotes hindúes, porque sospechaban que detrás de la ayuda se escondía una campaña misionera cristiana. La Madre Teresa invitó al líder que entrara y viera lo que ocurría dentro. Cambió totalmente su actitud. Las hermanas cuidaban también a un sacerdote hindú que vino con tuberculosis. Sus amigos sacerdotes que iban a visitarlo vieron el cariño que recibía allí. Todo aquello fue poco a poco la causa del cambio de los hindúes, hasta convertirse en sus defensores y amigos.
Santa Teresa de Calcuta ganaba los corazones amando y por su gran humildad. El amor con que se acercaba a cada persona no era suyo. Ya sabemos que enseñaba a sus hermanas que debían preguntar a la Virgen qué hacer en cada situación. De aquí deducimos quién le enseñó este amor tan tierno y conmovedor. Fue la Madre Santísima quien le enseñó a ver a su Hijo en cada persona y hacer cosas pequeñas con gran amor.
Algunos quizá se preocupan de que la proclamación del quinto dogma pueda destruir todos los esfuerzos ecuménicos de los últimos años. Pero, a lo mejor vale la pena abordar la cuestión desde otra perspectiva. ¿Y si santa Teresa de Calcuta, por tener una relación tan estrecha con la Virgen, tenía una luz especial de ver que esta proclamación no solo no rompería el trabajo ya hecho para la unión entre las distintas confesiones cristianas (y el acercamiento a las demás religiones) sino que por el contrario resultaría fructífero para su realización? No sería tan imposible, viendo día a día en torno a la Madre Teresa continuos ejemplos de protestantes o calvinistas hablando sobre la Virgen con muchísimo amor.
Gracias al libro “Ven, sé mi luz” se descubrió el largo período que Madre Teresa vivió en oscuridad espiritual. A pesar de esto, no dejó de entregarse. Los dolores por el sufrimiento con que se encontraba día a día, por la oscuridad que Dios quiso que experimentara, y los que experimentó en su cuerpo y en su alma, son los mismos que vivieron Jesús y María. Esta experiencia fue su Gólgota, donde se consumía su cooperación en la salvación, según la invitación que recibió en la visión del 1947. No lo hizo por sí, ni lo eligió por su gusto. Se lo pidió el Señor y se lo pidió la Virgen, pues santa Teresa de Calcuta iba tras las huellas de su Salvador y la Madre Corredentora. Madre Teresa se abandonó plenamente a la mejor Madre y ésta la llevo a la cumbre.