Jueves, 29 Junio 2023 11:34

Ntra. Sra. de Akita, Japón (1973-1981)

Escrito por Carlos Ruiz Saiz
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Akita es quizás la aparición mariana que más ilumina lo que estamos viviendo actualmente. Sus mensajes tan consonantes con el Apocalipsis producen en muchos gran rechazo. Sin embargo, están cargados de esperanza y de un llamamiento que se hace cada vez más apremiante. Virgin Mary of Akita Japan

APROBACIÓN ECLESIÁSTICA[1]

La aprobación eclesiástica de las lágrimas de la estatua y los mensajes llegó el 22 de abril de 1984. Después de ocho años de investigación y habiendo consultado con la Santa Sede, los mensajes de Nuestra Señora de Akita fueron aprobados por el obispo de la diócesis de Niigata, Japón, Monseñor John Shojiro Ito. Él declaró que los eventos de Akita eran de origen sobrenatural y autorizó en toda la diócesis la veneración de la Santa Madre de Akita. 

En varias fuentes aparece que en junio de 1988, Joseph Cardinal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la  Doctrina de la Fe, en conversación personal con el obispo Ito y según el testimonio de este último, juzgó confiables y dignos de fe los hechos y mensajes de Akita, observando que eran una continuación de los mensajes de Fátima. 

Sor Agnes mostró en todo momento una obediencia ejemplar a la jerarquía. El Padre Yasuda, director espiritual de la religiosa, y el Obispo de Nigata, John Ito, tuvieron un papel protagonista a lo largo de todo el proceso. No sólo fueron el sostén de Sor Agnes durante la aparición, sino que también fueron testigos de los fenómenos místicos observados en la imagen de madera de María, así como de la curación milagrosa de la sordera de la vidente. También las hermanas de Sor Agnes, sus compañeras de convento, fueron testigos y sostén permanente.

HISTORIA Y MENSAJES[2]

El 28 de junio de 1973, una herida en forma de Cruz se formó en la palma de la mano izquierda de Sor Agnes. Ésta le causaba un dolor muy vivo, que se recrudeció el 5 de julio. Sin embargo, siguió trabajando y ocupándose de la sacristía de la capilla. El viernes 6 de julio de 1973, a las tres de la mañana, su ángel de la guarda se le aparece y le dice:                                                 

“No temas. Soy el que está a tu lado y te guarda. Ven y sígueme. No reces únicamente por tus pecados, sino en reparación por los pecados de la humanidad. El mundo actual hiere al Sacratísimo Corazón de Jesús con sus ingratitudes y sus ultrajes. La herida de la mano de la Santísima Virgen María es mucho más profunda que la tuya. Ahora vamos hacia la capilla”.

Al llegar a la capilla, el ángel desapareció mientras Sor Agnes se arrodillaba delante del altar frente al Sagrario, en adoración profunda. Al acercarse a la estatua de la Virgen María observó una herida que apareció en la mano de la misma, en forma de Cruz. Apenas lo hace, escucha una voz dulce y misteriosa proveniente de la estatua, mientras observa que ésta se transfigura, tornándose luminosa y viva. Sor Agnes era sorda, pero de una manera milagrosa recibe un primer mensaje de la Virgen:

Hija mía, has sido muy obediente al desprenderte de todo. La enfermedad de tu sordera, ¿te hace sufrir? Tú sanarás, ciertamente. Sé paciente. Esta es la última prueba. La herida en la mano, ¿te duele?… Ora en reparación por todos los hombres… Todas las religiosas que están aquí, son preciosas para mí. ¿Rezas de todo corazón la Oración de las Siervas de la Eucaristía? Si tú quieres, recémosla juntas… Ora mucho por el Papa, los obispos y los sacerdotes. Háblale a tu superior de lo que te he dicho hoy, y haz como él te diga”.

Ese mismo día, 6 de julio de 1973, la herida en forma de cruz que apareció en la mano derecha de la estatua de la Virgen comienza a sangrar. El 25 de julio, Monseñor Ito (el Obispo del lugar) se dirige al convento para verificar el sangramiento en la mano de la estatua.

Sor Agnes sintió un dolor violento en la herida de la palma de su mano, cuando el 27 de julio, el ángel le dijo:

“Tus dolores terminarán hoy. Guarda con mucho celo el recuerdo de la sangre de María y grábalo en tu corazón. La herida de María tiene un significado muy importante: ha sido hecha para obtener vuestra conversión, para implorar la paz, para reparar las ingratitudes, ofensas, ultrajes e injurias que Dios recibe. Tengan en gran estima la devoción a la preciosísima sangre de Cristo”.

El 3 de agosto de 1973, Sor Agnes recibió el segundo mensaje de la Virgen:

“¿Hija mía, mi novicia, amas al Señor? Si amas al Señor, escúchame bien. Muchas personas en el mundo afligen al Señor. Deseo consoladores para su aflicción. Mi Hijo y yo deseamos almas que hagan reparación por los sufrimientos y la pobreza, por los pecados y las ingratitudes, para así poder apaciguar la cólera del Padre Eterno. Para que puedan entender cuán irritado está Él contra el mundo, les digo que el Padre prepara un gran castigo sobre toda la humanidad. Por las muchas insistencias ante mi Hijo, me fue posible, con dificultad, apaciguar la cólera del Padre. Pude hacerlo ofreciéndole los sufrimientos de su Hijo en la Cruz y mostrándole Su sangre, y ofreciéndole en Él la corte de amantísimas almas víctimas que lo consuelan. La oración, la mortificación, la pobreza, los actos que exigen sacrificio y valor pueden apaciguar la cólera del Padre… Con una sumisión total, obedece a tu superior. Él se mostrará benevolente y comprensivo y te dirigirá”.

El 13 de octubre de 1973 (en el aniversario de la última aparición de Fátima, día en que se produjo el milagro del sol), la Virgen le da el tercer mensaje a Sor Agnes:

“Como ya lo había anunciado anteriormente, si los hombres no se convierten, el Padre dejará caer sobre toda la raza humana un gran castigo. Sin duda alguna, éste será un castigo terrible, más grave que el diluvio. Algo que nadie jamás ha visto. Fuego caerá del cielo y eliminará a gran parte de la humanidad, tanto a los buenos como a los malos, sin hacer excepción de sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que les quedarán serán el rosario y la señal dejada por mi Hijo. Cada día recita las oraciones del rosario. Con el rosario, reza por el Papa, los obispos y los sacerdotes. La acción del demonio ha penetrado hasta dentro de la Iglesia. Cardenales se opondrán contra cardenales y obispos contra obispos. Los sacerdotes que me honren serán menospreciados, vilipendiados, combatidos por sus hermanos de religión. La Iglesia estará llena de gente comprometida. Por la acción del demonio, muchos sacerdotes y religiosos abandonarán sus vocaciones… La pérdida de muchas almas es la causa de mi dolor. Si los pecados continúan cometiéndose y desbordando la medida actual, ya no habrá perdón para ellos. Con valor, transmite este mensaje a tu superior”.

La voz añade muy familiarmente:

“¿Deseas pedirme alguna cosa? Hoy es la última vez que me escucharás hablarte de viva voz. En adelante, tú obedecerás a mi enviado y a tu superior. Reza muchos rosarios. Todo el que confíe en mí se salvará”.

El 6 de julio de 1973, la voz que salía de la estatua le había dicho a Sor Agnes: “La enfermedad de tu sordera, ¿te hace sufrir? Tú sanaras, ciertamente”. El día 13 de octubre de 1974, mientras saludaba al Santísimo Sacramento, Sor Agnes fue instantáneamente sanada de su sordera. La hermana misma telefoneó a monseñor Ito y le habló como una persona normal que no había estado enferma. El día siguiente, el médico dio este diagnóstico: “Facultad de oír normal”. Esta recuperación del oído le duró a Sor Agnes seis meses, luego ella volvió a estar sorda otra vez. Dios le pidió que hiciera el ofrecimiento de ese sacrificio. Pero nueve años más tarde ella sanaría definitivamente por un milagro de la Eucaristía, el último domingo del mes de mayo de 1982, día de Pentecostés, durante la bendición con el Santísimo Sacramento.

A partir del 4 de enero de 1975 comenzó el fenómeno de la lacrimación de la estatua, el cual duró hasta el 15 de septiembre de 1981. Monseñor Ito fue testigo ocular de las lágrimas derramadas por los ojos de la estatua, que lloró 101 veces, incluso ante las cámaras de televisión que acudieron al lugar. El día que comenzó la lacrimación, el ángel se apareció a Sor Agnes y le dijo:

“No te sorprendas de ver a la Santísima Virgen María llorar. Una sola alma que se convierta es preciosa a su Corazón. Ella manifiesta su dolor para avivar vuestra fe, siempre tan inclinada a debilitarse. Ahora que habéis visto sus preciosas lágrimas, para consolarla, habla con valor, extiende esta devoción por su gloria y la de su Hijo”.

El propio Obispo Monseñor Ito envió para su análisis (sin identificar el origen), muestras de la sangre, las lágrimas y la sudoración. El resultado fue inapelable: se trataba de muestras de origen humano, aunque de forma curiosa, el tipo de sangre resultó distinto de acuerdo a las distintas fechas en que se extrajeron las muestras. El Padre Yasuda, director espiritual de la Hermana Agnes, fue testigo del llanto de la imagen 98 de las 101 veces que vertió lágrimas.

Otros mensajes importantes fueron:

"Como te dije, si los hombres no se arrepienten y mejoran, el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, tal como nunca se ha visto antes. Fuego caerá del cielo y eliminará a gran parte de la humanidad, tanto a los buenos como a los malos, sin hacer excepción de sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que les quedarán serán el rosario y la señal dejada por mi Hijo. Cada día recita las oraciones del rosario. Con el rosario, reza por el Papa, los obispos y los sacerdotes."

"La obra del demonio se infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que se verán cardenales contra cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y encontrarán oposición de sus compañeros... iglesias y altares saqueados; la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan componendas y el demonio presionará a muchos sacerdotes y almas consagradas a dejar el servicio del Señor”.

 "Es bueno que le diga esto a todos: cúbranse de cenizas y recen el rosario penitente todos los días. Y usted, debe convertirse en una niña y ofrecer sacrificios todos los días"  

COMENTARIO

  1. Mucho habría que comentar respecto al significado de las lacrimaciones y el dogma de la Corredención que María le pide en revelación particular a la vidente[3].Me parece que el dogma de la Redención de Cristo y el de la Corredención de María es una unidad y que el valor del primero está en entredicho en muchos sectores de la Iglesia, lo cual empujó a San Juan Pablo II a promulgar el Decreto Dominus Iesu por medio de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Esta conexión se hace evidente por las lacrimaciones, pues éstas son prolongación de otras: La Salette, Siracusa, etc. La sangre y las lágrimas de María son un recuerdo de la preciosísima sangre (y lágrimas) de Nuestro Señor, de ahí que el ángel le diga que guarde con mucho cuidado este recuerdo y tenga una gran devoción a la Sangre del Señor.
  1. Otro elemento que me parece muy importante es la continuidad con las anteriores revelaciones: Fátima, La Salette, y todas las demás. Hay claramente un hilo y es la llamada a la conversión de los pecadores, la advertencia del castigo que evita la intercesión de María –en forma cada vez más explícita de “calamidad” y “fuego sobre la tierra”- y la llamada al ofrecimiento corredentor de los fieles por estas intenciones. Cuando más adelante investiguemos las revelaciones privadas y los santos, veremos que este hilo se hace clarísimo –el movimiento suscitado por el Espíritu Santo pidiendo el ofrecimiento y la corredención es fortísimo. Los grandes santos y movimientos espirituales del siglo XIX y siglo XX siguieron esta llamada, desde la Venerable Marthe Robin, pasando por Chiara Lubich, hasta san Juan Pablo II o Santa Teresa de Calcuta. Otros, desde la teología, como Ratzinger o Balthasar, han querido darle entidad y valor teológico contemporáneo y ha calado en lenguajes y formas más comprensibles al creyente del siglo XXI... pienso en la teología del Sacrificio del Inocente.
  1. Pero vamos directamente al tema que nos ocupa. Creo que los mensajes de Akita hablan de una cronología implícita: "Como te dije, si los hombres no se arrepienten y se mejoran, el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, tal como nunca se ha visto antes. Fuego caerá del cielo y eliminará a gran parte de la humanidad..."

Este es el primer elemento. Un castigo que destruye la mayor parte de la humanidad en forma de fuego que caerá del cielo con la consiguiente desolación y el deseo de la muerte. Es importante el apunte de que será un sufrimiento general –no sólo para los culpables- y lo mismo puede parecer que se dice de la desolación consiguiente. 

El libro del Apocalipsis en su capítulo octavo y noveno describe las plagas con estos mismos elementos, como un castigo que busca la salvación de los hombres por medio de la conversión; en este sentido el castigo es consecuencia de la apostasía. Será un tiempo en que: los hombres buscarán la muerte y no la encontrarán; desearán morir, y la muerte huirá de ellos” (Ap 9,6), como le dice Nuestra Señora a sor Agnes. Las profecías del Apocalipsis hablan de “fuego” en cuatro formas: 

“Cuando el primer Angel tocó la trompeta, cayó sobre la tierra granizo y fuego mezclado con sangre: la tercera parte de la tierra fue consumida

Cuando el segundo Angel tocó la trompeta, se precipitó sobre el mar una masa incandescente, grande como una montaña: la tercera parte del mar se convirtió en sangre; murió la tercera parte de los seres vivientes que habitan en sus aguas, y fue destruida la tercera parte de las naves. 

Cuando el tercer Angel tocó la trompeta, un astro enorme que ardía como una antorcha cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y de los manantiales. El astro se llamaba «Ajenjo» (…)

Cuando el sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz que salía de los cuatro ángulos del altar de oro que está delante de Dios. Y le decía al sexto ángel, al que tenía la trompeta: «Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río, el Éufrates». Quedaron sueltos los cuatro ángeles que estaban preparados para aquella hora y día y mes y año, para matar a la tercera parte de los hombres. Y el número de las tropas de caballería era doscientos millones; yo oí su número. En la visión vi así a los caballos y a sus jinetes: tenían corazas de fuego, jacinto y azufre; las cabezas de los caballos eran como cabezas de león, y de sus bocas sale fuego, humo y azufre. Por estas tres plagas que salían de su boca, fuego, humo y azufre, murió la tercera parte de los hombres”. (Ap 8,7-10; 9,13-18)

4. El segundo elemento al que se refiere es la secularización interna de la Iglesia y su consiguiente división: "La obra del demonio infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que se verán cardenales contra cardenales,… Esto ciertamente coincide con revelaciones que más adelante estudiaremos, sobre todo en Santa Hildegarda, Beata Ana Emmerick y también otras. No hay quien dude que está sucediendo ahora más que nunca. Es, sin duda, la purificación de la Iglesia que aparece en los profetas en tantas ocasiones. La convocatoria y llamada del Resto del pueblo fiel que es convocado y recogido: Ya las almas que desean rezar están en camino de ser reunidas, le dice Nuestra Señora a sor Agnes en otra ocasión.

Ambas realidades están unidas en la cronología que Nuestro Señor nos revela en Apocalipsis, es decir que mientras el mundo sufre los castigos en vistas a la conversión, la Iglesia sufre una gran purificación en la que es destruida o muere una parte de ella –la que estaba construida sobre la confianza en sus propias obras y riquezas- mientras un pequeño resto huye y sobrevive en medio de la creciente persecución del mundo que llega a su culminación con la llegada del Anticristo, la marca de la Bestia, etc. 

Recientemente Sor Agnes recibió otra revelación privada que no entra dentro de la aprobación, lógicamente, pero no deja de ser significativa en las circunstancias actuales. Según la religiosa de 88 años un ángel se le presentó el 6 de octubre de 2019[4] y le dijo:

"Es bueno que le digas esto a todos: cubríos de cenizas y rezad el rosario penitente todos los días. Y tú, debes convertirte en una niña y ofrecer sacrificios todos los días" 

Es llamativo de nuevo la cuestión de la pequeñez o la infancia espiritual, cómo estas mariofanías encuentran en los niños, o en los que son como ellos, las personas adecuadas para poder acogerlas sin obstaculizarlas con sus propias opiniones, prejuicios o pretensiones. 

 

[1] https://www.corazones.org/maria/akita.htm

[2] http://www.reinadelcielo.org/nuestra-senora-de-akita-japon-197381/

[3] https://www.corazones.org/maria/akita.htm

[4] https://es.gaudiumpress.org/content/106004-Vidente-de-Akita--Japon--recibe-nueva-revelacion-privada.

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