San Francisco de Sales subraya la íntima asociacion de María a su Hijo, hasta el punto de formar un solo Corazón. Mas adelante indica las consecuencias de esta unión en el dolor de la pasion: "La dulce Madre, que amaba más que nadie, fué, más que nadie, atravesada por la espada del dolor. El dolor del Hijo atravesó el corazón de la Madre; corazón que estaba unido al Corazón de su Hijo con ligazón tan perfecta que nadie podía herir a uno sin herir en seguida al otro". Tan es así, que nuestro santo afirma que al pie de la cruz, "Nuestra Señora murió de amor".
Así pues, dado que su Hijo murió de amor y por amor a toda la humanidad, la Madre también murió de amor al ver a su Hijo padecer y morir en la Cruz, aunque con la esperanza cierta de la gloriosa Resurrección. Por eso mereció María, al finalizar su peregrinación terrena, dormirse y descansar en el Señor. Nuestros hermanos de Oriente llaman a la fiesta de la Asunción así: la fiesta de la Dormición de María. Fue tal la unión de amor entre la Madre y el Hijo, que el amor de Ella hacia Jesús y el de Jesús hacia su Madre les unió desde la Encarnación hasta el Cielo.