El Jardín de la Virgen
El Jardín de la Virgen es uno de los blog del FMD donde se comentan noticias de actualidad sobre la vida del Foro y otros temas de interés sobre la Virgen María. Por ejemplo, la Corredención de María, o la historia de reflexión en torno a los dogmas mariológicos.
Los artículos del blog se irán publicando periódicamente. Aparecerán en primer lugar los más recientes.
Descubre más leyendo estos artículos y déjanos tu comentario.
San Cirilo de Alejandría (370-444) predicó en el Concilio de Éfeso que María es “por quien los demonios se ponen en fuga, por quien la criatura caída es levantada al cielo”.
San Efrén el sirio (306-373) enseña que María es “Después del mediador, la mediadora de todo el mundo” (Oratio IV ad Deiparam: “post mediatorem, mediatrix totius mundi”).
San Ireneo de Lyon (ca.130-202) subraya que María restaura con su fe y obediencia lo que Eva con su incredulidad y desobediencia había deshecho y ligado. Además, llama a María “causa de nuestra salvación” (causa salutis); y dice de su seno “que regenera a los hombres con Dios” (Adversus haereses IV,33,11).
San Justino (+163) es el primero que consta utilizase el paralelismo entre Eva y María: si aquella trajo la desgracia y el pecado al género humano, ésta ha traído la salvación y la victoria. La Virgen María es la Nueva Eva, la Madre de la humanidad redimida.
Posteriormente, fue seguido por la mayoría de los Santos Padres en esta doctrina: San Ireneo, San Efrén (Sermo de Domino nostro), San Epifanio (Panarion 78,18,1-3), San Gregorio de Nisa (In Canticum Canticorum 13), San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín, San Pedro Crisólogo...
Designó a María con el título de “corredentora” siendo obispo de Roma hasta siete veces. Por ejemplo, invitó a los enfermos a transformar su dolor en una “ofrenda amorosa en imitación de la Virgen María, la corredentora” (audiencia general: 10-XII-1980).
Próximamente publicaremos todas las citas y un estudio sobre la postura mariológica de San Juan Pablo II.
Pío XI (1922-1939), en la alocución dada a los peregrinos de Vicenza en Roma, el 30 de noviembre de 1933, les dijo:
“Por la naturaleza de su obra, el Redentor debía asociar a su Madre con su obra. Por esta razón, Nosotros la invocamos bajo el título de Corredentora. Ella nos dio al Salvador, lo acompañó en la obra de redención hasta la cruz, compartiendo con Él los sufrimientos, la agonía y la muerte en los que Jesús dio cumplimiento cabal a la redención humana”.
El Papa Benedicto XIV el 27 de septiembre de 1748 promulgó la bula Gloriosae Dominae, donde explicita el papel mediador de la Virgen: “Ella es como un río celestial por cuyo medio llegan al seno de los míseros mortales las aguas de todas las gracias y de todos los dones”.
En Inter sodalicia (1918), dice que María “en la medida en que dependía de ella, le ofreció a su Hijo para aplacar la justicia divina; así que bien podemos decir que ella, con Cristo, redimió a la humanidad” (AAS 10 [1918] 182).
El 31 de mayo de 1921 el Papa Benedicto XV instituyó la fiesta litúrgica “María Medianera de todas las gracias” para todas las órdenes y diócesis que lo solicitasen (AAS 13 [1921] 345).
En la encíclica Ad diem illud laetissimum (1904) aplica el término “corredentora” a la Virgen, la cual “ha sido asociada por Jesucristo a la obra de la redención y nos merece de congruo, como dicen los teólogos, lo que Jesucristo nos ha merecido de condigno”.
Bajo su Pontificado, la Sagrada Congregación para los Ritos se refirió a María como “la corredentora misericordiosa de la raza humana” (Acta Sanctae Sedis 41 [1908] 409).
Además, el Santo Oficio aprobó una oración invocando a María como “nuestra corredentora” (Acta Apostolicae Sedis 5 [1913] 364), y al año siguiente otra que llamaba a María “la corredentora de la raza humana” (AAS 6 [1914] 108). Así, todo católico puede invocar a la Virgen María con este título.
En la encíclica Quamquam pluries (1889), enseña que la Virgen Santísima “es verdadera madre de los cristianos, puesto que los ha regenerado en el Calvario entre los supremos dolores del Redentor”. En Octobri mense (1891) indica que todas las gracias nos vienen por María.
En la encíclica Adiutricem populi (1895) empleó por primera vez en un documento magisterial la expresión "maternidad espiritual" referida a la Virgen María con respecto a los cristianos. En Fidentem piumque (1896) expuso cómo la Virgen puede ser llamada mediadora.
Más...
Las Clarisas y Sor María Gracia de nuestra Mediadora Universal, OSC (+2017)
Escrito por AGGLas órdenes religiosas tuvieron mucha importancia en la proclamación de los anteriores dogmas, el de la Inmaculada Concepción y el de la Asunción al Cielo. Sus miembros hacían votos de defender esas verdades (antes de ser proclamadas por la Iglesia), como si fuesen parte del Credo. Veamos el ejemplo de un convento de Hermanas Pobres de Santa Clara, en Cantalapiedra (Salamanca), que como tantos otros, hicieron votos en la primera mitad del siglo XX por la proclamación del dogma de la Asunción (que llegaría en 1950) y de la Mediación/Corredención de María.
Santa Teresa de Calcuta afirmó que cuando el Papa proclamara ese dogma, se recibirían grandes bendiciones en la Iglesia. Suponiendo que esto es así, lo que nos preguntamos es: ¿por qué proclamar este dogma mariano produciría ese efecto profetizado por Santa Teresa de Calcuta? ¿Es apropiado que Dios actúe así? ¿Está de acuerdo con la pedagogía divina? ¿Qué encontramos en la Biblia y en la historia de la salvación?
Sevilla es una ciudad conocida por su devoción a la Virgen y por la gran cantidad de Cofradías y Hermandades que están bajo su patrocinio. La mayoría de ellas hacen votos y juramentos defendiendo la mediación universal de María, tal como leemos en sus reglamentos. Es así tanto en las Hermandades creadas antes del Concilio Vaticano II, como en las creadas después. Todas ellas han sido aprobadas por el obispo local. En este artículo nos centramos en la Hermandades de Gloria, habiendo tomado los datos principales del artículo de Riestra, J. A., “La devoción mariana en las cofradías españolas en la actualidad: las hermandades de Gloria de la ciudad de Sevilla”, en: PAMI, De cultu mariano saeculo XX (PAMI, Città del Vaticano 1999) 409-454.
San Pedro Poveda Castroverde (1874-1936), sacerdote diocesano, fundador de la Institución Teresiana y mártir en la persecución religiosa durante la guerra civil en España (1936-1939) fue canonizado por San Juan Pablo II en Madrid en 2003. El 2 de febrero, 1926, escribió este voto: