Historia de la esclavitud mariana
Escrito por Madre Mª Jesús Becerra, MD¿Sabías que según la opinión de muchos santos no es posible amar a Dios plenamente sin amar también a su Madre? María dijo que sí, sin esperar nada a cambio; sólo creyó el anuncio del evangelio y esperó hasta que de ella nació el Mesías. ¿Amas tanto a la madre de Jesús como amas a la Santísima Trinidad? Sobre la devoción por la Virgen se ha escrito y dicho mucho desde que moró entre nosotros. Si quieres saber más sobre la historia de la esclavitud mariana, sigue leyendo…
“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tú palabra”. Esta proclamación de María al arcángel Gabriel ‘re-suena en todo el mundo’ gracias a la JMJ 2019.
La devoción a la Virgen del Carmen está íntimamente ligada a las ánimas benditas del purgatorio, de donde María es Reina y protectora. Es por tanto una devoción muy llena de caridad fraterna, ya que honrando a la Madre del Carmen nos acercamos con cariño a todas esas almas, ya salvadas, que están en camino a la plenitud de la Gloria. Amando pues a las benditas ánimas, agradamos mucho a la Virgen María que las visita y seguramente acorta también su tiempo de llegada al Cielo. Pero vamos a repasar los fundamentos de todo esto:
Inicios de la Corredención Mariana en España
Escrito por Hna. Mª Eugenia MDHay que remontarse a los inicios del siglo XX, para encontrar en España las primeras referencias a la cuestión sobre la corredención mariana, de manos de los Padres Jesuitas. Sin embargo, fue el cardenal Mercier, quien en 1913 comenzó a plantear entre el clero de Malinas, los superiores de órdenes religiosas, la Universidad católica y el episcopado belga, la conveniencia de la definición dogmática de la mediación de María. En efecto, la mediación de María y su papel de Corredentora han ido siempre de la mano.
Con motivo del Centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús, la Comisaría para el Centenario junto con el Aula de Teología desde el Corazón de Cristo de la Diócesis de Getafe han organizado un interesantísimo ciclo de charlas sobre la espiritualidad del Sagrado Corazón de Cristo. La entrada es gratuita y sin inscripción.
La Consagración Total de esclavitud a Jesucristo por medio de María es un modo de vivir plenamente el propio bautismo y la vida cristiana. Seguramente, el modo más necesario para nuestro tiempo. ¿Quieres conocer qué es la Consagración de esclavitud mariana, y por qué merece la pena hacerla? PINCHA AQUÍ PARA DESCARGAR EL POWERPOINT, o medita las siguientes diapositivas y su mensaje.
En la gran Vigilia de la Inmaculada del 7 de diciembre 2018, la diócesis de Getafe fue consagrada por su obispo D.Ginés García Beltrán al Inmaculado Corazón de María. Todos los fieles, religiosos/as y sacerdotes que quisieron, se consagraron personalmente a la Virgen María con la fórmula de esclavitud mariana, el Totus Tuus de San Juan Pablo II.
Para poder consagrarse de modo personal es necesario prepararse bien durante los 33 días previos, tal como enseñó San Luis Mª Grignion de Monfort, su gran impulsor. Ofrecemos aquí las meditaciones de estos 33 días, con textos del propio San Luis Mª, de San Maximiliano Mª Kolbe, de Santa Teresa de Calcuta y de San Juan Pablo II. ¡Atención! Esta consagración no es la consagración religiosa con votos de pobreza, castidad y obediencia. Por medio de esta consagración, apta para todos los públicos, cada uno permanece en su estado de vida, pero viviendo su consagración bautismal siendo totalmente de María. Por eso, invitamos a consagrarse a todo bautizado que lo desee.
Corazón de Cristo VI: Luis Mª Mendizabal, SJ
Escrito por Rubén Herraiz y María RiveroEl P. Mendizabal, fue «apóstol del Corazón de Cristo en nuestro tiempo, padre, maestro y guía de muchos que hemos encontrado en su testimonio, como hijo fiel de San Ignacio, y en sus enseñanzas, una antorcha luminosa para caminar entre las tinieblas de este mundo experimentando la fuerza del “amor más grande”, el que brota para siempre del Corazón glorioso de Nuestro Señor»[1]. Fue profesor de Ascética y Mística en la Universidad Gregoriana de Roma (1956-1966), presidente del Secretariado Nacional del Apostolado de la Oración (1968-1970) y, durante quince años, director Nacional del Apostolado de la Oración y de la revista Reino de Cristo (1979-1994). En los últimos años fue confesor en la iglesia de los jesuitas de Toledo y en el Colegio de San Ignacio de Alcalá de Henares.
Corazón de Cristo V: Marie-Joseph Le Guillou OP
Escrito por Rubén Herraiz y María RiveroMarie-Joseph Le Guillou O.P. (1920-1990) fue nombrado perito en el Concilio Vaticano II a partir del segundo período. Tras la clausura del concilio publicó El rostro del Resucitado (Encuentro, Madrid 2012), una espléndida introducción teológica a la enseñanza del Vaticano. Fundador y primer director del Instituto de Estudios Ecuménicos del Institut Catholique de París, miembro de la Comisión Teológica Internacional y secretario de la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre el sacerdocio en 1971. Amigo de Henri de Lubac, Hans Urs von Balthasar y Joseph Ratzinger, para afrontar la crisis de los años setenta del siglo pasado propone la recuperación de la lectura hermenéutica de la tradición católica en volúmenes como El misterio del Padre (Encuentro, Madrid 1998), El Inocente (Monte Carmelo 2005), y Los testigos están entre nosotros. Murió el 25 de enero de 1990 en el Priorato de Béthanie de las Benedictinas del Sacré-Coeur de Montmartre (Blaru, Francia), donde se había retirado en 1979[1].
Corazón de Cristo IV: Beato Bernardo Fco. de Hoyos
Escrito por Rubén Herraiz y María RiveroBernardo de Hoyos (1711-1735) fue un joven estudiante y novicio jesuita en Valladolid, de grandísima influencia en la espiritualidad católica española, especialmente en los ss. XIX-XX, debido a las apariciones místicas del Corazón de Jesús. Recibe del Señor la “Gran promesa”: «reinaré en España y con más veneración que en otras partes».
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Corazón de Cristo III: San Claudio de la Colombière
Escrito por Rubén Herraiz y María RiveroSan Claudio de la Colombière (1641-1682), sacerdote jesuita, entro en la Compañía de Jesús antes de cumplir los dieciocho años en 1658, e hizo sus primeros votos religiosos dos años más tarde. Su maestro de novicios dijo de él: “es un joven de prudencia superior a su edad, de juicio sólido y de notable piedad. A su fervor no parecen inasequibles las más altas virtudes”[1]. El 2 de febrero de 1675, día de su trigésimo cuarto cumpleaños, los superiores le concedieron la profesión solemne y, sin terminar la tercera probación, le enviaron como superior a una exigua residencia-colegio de tres padres, en la pequeña ciudad de Paray-le-Monial, donde fue confesor y director espiritual de santa Margarita María de Alacoque.
Corazón de Cristo II: Santa Margarita Mª de Alacoque
Escrito por Rubén Herraiz y María RiveroMargarita María de Alacoque (1647-1690)[1], figura clave en la espiritualidad del Sagrado Corazón, fue religiosa de la Orden de la Visitación fundada por san Francisco de Sales y santa Juana Francisca de Chantal, desde el 1671 (año en que ingresó en la Orden a los 23 años) hasta el final de su vida. Considerada una de las grandes místicas, el Señor llevó a santa Margarita por un camino extraordinario de revelaciones místicas, de entre las que se destacan 4 grandes revelaciones que se dan entre 1673 y 1675.
Corazón de Cristo I: San Juan Eudes
Escrito por Rubén Herraiz y María RiveroSan Juan Eudes (1601-1680)[1]es considerado precursor de la devoción a los sagrados corazones, entendiendo que con santa Margarita María de Alacoque hay un nuevo resurgir, con fuerza, de esta corriente espiritual que nace ya con el apóstol san Juan[2]. Eudes, que consagra su familia religiosa a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, compuso el oficio y la misa propia de la fiesta del Sagrado Corazón, con aprobación del obispo local, años antes de las revelaciones de Paray-Le-Monial. Por eso, el Papa León XIII, al proclamar en 1903 la heroicidad de sus virtudes, lo denominó “Autor del Culto Litúrgico al Sagrado Corazón de Jesús y al Santísimo Corazón de María”
Rosarium Virginis Mariae (San Juan Pablo II)
Escrito por Hna. Mª Eugenia MDEl 16 de octubre de 2002, el Papa San Juan Pablo II publicó una carta apostólica sobre el rosario: Rosarium Virginis Mariae. El testimonio personal de San Juan Pablo II ha sido siempre elocuente: "El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo. Hace veinticuatro años, el 29 de octubre de 1978, dos semanas después de la elección a la Sede de Pedro, como abriendo mi alma, me expresé así: «El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad»".